miércoles, 25 de enero de 2012

Superación de la crisis de los sexos: El ideal de la mujer (1)



 (Nota previa: “La crisis de los sexos se supera gracias a la ayuda que nos brinda la Santísima Virgen para salvar el ideal de la mujer”. (P.K.) Con este pensamiento clave ante nosotros, continuamos ofreciendo algunos textos de la Jornada Pedagógica dirigida por el Padre José Kentenich a sacerdotes y educadores en el año 1934. El título alemán de la Jornada es: “Marianische Erziehung”. El ideal de la mujer y su rol en la construcción de una sociedad y familia cristianas fueron para el Fundador de Schoenstatt de suma importancia. Tal como la primera Eva y la Santísima Virgen tuvieron un papel determinante en la historia de salvación, así la mujer tiene hoy y tendrá siempre una aportación muy importante que hacer en la conformación del nuevo orden social. El Padre Kentenich animaba a sus interlocutores a prestar atención a la formación de la mujer, y para ello mostró en muchas ocasiones a sus oyentes el ideal de la mujer en la perspectiva de la voluntad de Dios para ella. Es el contenido de los textos que publicaremos durante las próximas tres semanas en el BLOG.
Hemos tomado la traducción al español del libro “Educación mariana para el hombre de hoy” – Colección Grandes Jornadas, publicado por la Editorial Patris de Buenos Aires, Argentina en el año 1990.)


DISPOSICIÓN

La Santísima Virgen vence también la herejía antropológica de la época actual.

El ideal de la mujer a la luz de la filosofía de la cultura
a. Elaboración de una base
- Primera base errónea: el varón como medida
- Actitud de Cristo

Principios del catolicismo en relación con la mujer:
Principios de personalidad, santidad y virginidad

-          Segunda base errónea: Sexualización

La base correcta: La teoría de la complementación

Descripción externa:

Predisposición a lo personal, espiritual y maternal
-  Predisposición a lo personal
-  Predisposición a las cosas del alma
-  Predisposición a lo maternal

b. Descripción de la particularidad femenina: Descripción más profunda
- Más intuición
- Más elemento "alma" en el amor
- Más tendencia a lo maternal
- Más relación con la vida
Esencia de la mujer: Fórmula sintética


TEXTO DEL PADRE KENTENICH

Primera parte

Superación de la crisis de los sexos

…………….. "Omnes haereses interemisti in universo mundo." Las venció y las vencerá (las herejías) en virtud de su ser y su plenitud de gracias, en virtud de su omnipotencia suplicante. Pero ¿cómo vence la Santísima Virgen ambas crisis mediante su ser? Ella vence la crisis de los sexos mediante su ser femenino realmente perfecto y la crisis bolchevique mediante su ser auténticamente humano. Noten por favor que en este punto permanezco siempre en el terreno de la psicología de la naturaleza, y que sólo en uno u otro caso tocaré la psicología de la gracia.

Tendremos que ocuparnos primeramente de la crisis de los sexos y de su superación. La Santísima Virgen vence o contribuye a proteger y a salvar el auténtico ideal femenino, presentándose ante nuestros ojos como el ideal mariano resplandeciente y dador de gracias. La crisis de los sexos se supera gracias a la ayuda que nos brinda la santísima Virgen para salvar el ideal de la mujer.
Aclararemos y explicaremos gradualmente cómo Ella presta esta ayuda. He aquí las reflexiones:

El ideal de la mujer a la luz de la filosofía de la cultura

Estudiemos ahora el ideal de la mujer a la luz de la filosofía de la cultura. Debemos hacerlo para tener una base firme y no vacilar en nuestro juicio sobre el verdadero ideal de la mujer. Ya les dije cuán extraordinariamente fuertes son los contrastes: de la suprema glorificación hasta la más baja maldición. Así fue siempre. El ideal de la mujer se está tambaleando seriamente en la conciencia de la humanidad y de la historia. Fíjense en cómo los valores femeninos dieron un vuelco de la noche a la mañana y el ideal de la mujer volvió a decaer drásticamente. Y cuando se lo ensalza sufre luego una nueva degradación crasa e hiriente y se considera entonces a la mujer como una mera máquina natural de dar a luz. Creo que deben ver las cosas con claridad.

Nos resultará más fácil aclarar estas cosas porque existe una bibliografía sobre el tema que crece constantemente. Piensen por ejemplo en Karrer, "El alma de la mujer", o en Mina Weber, "Ascenso por la mujer". Está bien que nos fijemos en los libros. Pero más valioso aún es ver claramente la realidad y, apoyados en ella, fijarse en los libros.

Es importante que realicemos dos razonamientos. En primer lugar, determinar una base firme y segura desde la cual podamos destacar la esencia de la mujer, la esencia que Dios quiere. En segundo lugar, y afirmándonos en esta base, elaborar de la manera más clara posible la particularidad femenina. Vale decir entonces: elaboración de una base y elaboración de la particularidad femenina.

a. Elaboración de una base

Ocupémonos primeramente de la base. Ustedes advierten de dónde proviene ese contraste en la valoración del ideal de la mujer. Se origina en una base totalmente contrapuesta. En primer lugar queremos rechazar la base errónea y luego destacar la única correcta.

Primera base errónea: el varón como medida

Equivocada es por de pronto la concepción de que la mujer debe ser medida y valorada en su esencia según la manera de ser del hombre. Es erróneo concebir a la masculinidad como norma para juzgar la femineidad y la originalidad de la mujer. He aquí una concepción falsa que fue sostenida con frecuencia a lo largo de siglos. Pienso por ejemplo en el clásico Aristóteles, quien definió paradigmáticamte a la mujer como "mas deficiens occasionale", un hombre mutilado por pura casualidad. ¿Advierten cuán errónea es esta base? En ella se mide la manera de ser femenina según el parámetro de la masculina.

Actitud de Cristo

Desde esta base tendríamos también que preguntarnos qué actitud asumieron el Señor y la Iglesia ante la naturaleza femenina. Aquí sólo podemos destacar principios últimos. Jesús mismo no formuló uno por uno los principios. Pero dio ejemplo de un muy hondo respeto por la mujer. Cuando tengan que hablar a la gente deben agregar un capítulo sobre la relación del Señor con la mujer, sobre cómo respetó y ennobleció a su madre. Si no hubiese hecho otra cosa que elegirse una madre tal de entre los hombres, ya habría expresado con ello una profunda estima por la mujer. Alegrémonos de esto y procuremos tener ante la mujer una sensibilidad similar a la del Señor.

Desde este punto de vista mediten en la Sagrada Escritura sobre el profundo respeto con que el Señor enfrentaba a las mujeres, especialmente a las pecadoras. Piensen en cómo aceptaba los servicios de las mujeres. Pero también cuán errónea es la interpretación tradicional que se hizo en ciertos textos para dar pábulo a una equivocada actitud ascética frente a la mujer. Interpretación equivocada que aún hoy se encuentra a menudo: "El Señor estaba junto al pozo de Jacob hablando con la Samaritana" (Jn 4,6ss). Entonces llegan los discípulos y se sorprenden. Seguramente era algo fuera de lo común. La conclusión entonces es: "Porque Jesús en todas partes evitaba el trato con mujeres".

Pero si profundizamos el estudio de las costumbres de entonces tendremos que hacer una interpretación contraria. En aquella época, que un Rabbi hablase en la calle con una mujer era algo que iba en contra de las costumbres. Pero el Señor rompe con esta norma y tiene un trato natural con las mujeres.

También se interpreta erróneamente otro pasaje. Luego de la resurrección, María Magdalena quiere tocar al Señor. "¡María!" (Jn 20,16) le dice Jesús con único e incomparable acento, y ella quiere abrazarlo. El Señor no se lo permite: "No te acerques, no lo hagas". Pero, por otra parte, dejó que Juan se recostase sobre su pecho. Ustedes dirán: "¡Ajá!, ¡Lo tenemos! ¡Evita el contacto con las mujeres!". Pero deben ver los contextos. El Señor consintió en que María Magdalena le bañase los pies con sus lágrimas y los secase con sus cabellos (Jn 12,3ss). ¿Qué significa entonces: "No te acerques"? Se dice que el texto original quería expresar: "No te aferres a mí, yo me quedaré aquí, tendrás otras oportunidades de estar conmigo".
También ustedes deben tener, en el trato con la mujer, esa naturalidad del Señor. Él tuvo asimismo un rincón favorito en Betania. No para que nosotros busquemos también algo así. Pero debemos ver las cosas tal como realmente fueron: así percibirán cómo el Señor tuvo un trato totalmente natural, respetuoso y noble con la mujer.

Principios del catolicismo en relación con la mujer:
Principios de personalidad, santidad y virginidad

Sobre esta conducta del Señor se basan los principios de la mujer que elaborase el catolicismo a lo largo de los siglos, comenzando ya desde sus orígenes. Ellos son los principios de la personalidad, la santidad y la virginidad.
Escuchen lo que les voy a decir. La mujer fue considerada como una mercancía, como un ente sin alma. Esto es algo monstruoso. Pero el Señor y la Iglesia se mantienen firmes sobre la base de que el alma es lo más importante. El principio de la personalidad es decir, que tanto el varón como la mujer son realmente personas, es un fuerte muro protector en el trato con la mujer. "¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?" (Mt 16,26).

La Iglesia mantuvo siempre el principio de la santidad. También la mujer puede ser santa. Ella fue elevada al honor de los altares. ¡Con qué reverencia se inclina la Iglesia ante la grandeza femenina, ante la originalidad femenina!

Y finalmente el principio de la virginidad. Es algo grande. La Iglesia reconoce que la mujer no está orientada de manera absoluta al matrimonio, que no es solo un ser sexual, sino que tiene la capacidad de estar anclada en Dios sin que necesariamente deba tener vida sexual y engendrar hijos.
Así se comprueba entonces que la mujer debe ser valorada en un alto grado. Tan alto que puede ser elevada al rango de la nobleza de la Iglesia.

La Iglesia como tal no sostuvo una concepción errónea de la mujer. Pero esto no impidió que en una u otra oportunidad algunos representantes de la Iglesia obrasen de otro modo. A veces se dice que el mismo santo Tomás se mantuvo en la base equivocada. Pero a nosotros nos basta saber que esa opinión con toda seguridad es equivocada. Sea quien sea el que sostenga que hay que medir a la mujer según la norma del varón, este parecer es erróneo. También se intenta probar que en un concilio provincial algunos obispos pretendieron negar que la mujer tuviese alma. Pero esto no importa tanto si consideramos que no era la opinión de la Iglesia universal. Tengan en cuenta todas estas cosas cuando observen cómo se valora a la mujer en otras culturas. La Iglesia como tal aprecia a la mujer siempre en su justa medida.

Segunda base errónea: Sexualización

Examinemos a continuación una segunda base errónea. Es la concepción de la mujer como medio de que dispone el varón para procurarse y aumentar el placer sexual. Si considero que la esencia de la mujer se agota en esto, entonces mi base es errónea. Pero también el varón es culpable de tal situación porque manifiesta en toda su manera de pensar el valor supremo de su escala de valores: el sexo. Lo que aparece en las películas y en los diarios ¿no demuestra que el hombre busca estos valores por todas partes? ¿Y no es natural entonces que la mujer crea que el sentido último de su vida es acentuar dichos valores? Por eso no sólo la mujer debe participar en el renacimiento de los sexos, sino también el varón.

Ya que hablamos de la crisis de la familia y en la actualidad se realizan (y con razón) tantas "semanas de la familia", escuchen esta frase de un ruso: "la cuestión de la mujer se soluciona esencialmente en la vida conyugal de los esposos". Si en ella el hombre aprende a tratar a la mujer con respeto, la cuestión de la mujer estará entonces solucionada. Pero no queremos pasar por alto que la mujer misma debe realizar un grande e importante aporte en la empresa de cambiar esa valoración errónea. Por otro lado, ella no debe mostrarse tan fácilmente como un objeto sexual. Para ello la mujer debe procurar (ya veremos a partir de qué fuentes) que su espíritu sea más valorado tanto en el matrimonio como en la vida cultural pública y privada.

La base correcta: La teoría de la complementación

De este modo hemos presentado las dos bases erróneas. ¿Cuál es entonces la correcta? La teoría de la complementación. Ambos sexos no poseen la misma particularidad pero tienen, sin embargo, igual valor. Fueron creados por Dios, cada uno con su particularidad, para que se complementasen mutuamente en el ser. Pero precisamente por eso tienen un mismo valor, vale decir, son distintos en su particularidad pero de igual valor. 

(Continuará la próxima semana)

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