(Nota
previa: “La crisis de los sexos se supera gracias a la ayuda que nos brinda la
Santísima Virgen para salvar el ideal de la mujer”. (P.K.) Con este pensamiento
clave ante nosotros, continuamos ofreciendo algunos textos de la Jornada
Pedagógica dirigida por el Padre José Kentenich a sacerdotes y educadores en el
año 1934. El título alemán de la Jornada es:
“Marianische Erziehung”. El ideal de la mujer y su rol en la construcción
de una sociedad y familia cristianas fueron para el Fundador de Schoenstatt de
suma importancia. Tal como la primera Eva y la Santísima Virgen tuvieron un
papel determinante en la historia de salvación, así la mujer tiene hoy y tendrá
siempre una aportación muy importante que hacer en la conformación del nuevo
orden social. El Padre Kentenich animaba a sus interlocutores a prestar
atención a la formación de la mujer, y para ello mostró en muchas ocasiones a
sus oyentes el ideal de la mujer en la perspectiva de la voluntad de Dios para
ella. Es el contenido de los textos que publicaremos durante las próximas tres
semanas en el BLOG.
Hemos tomado la traducción al español del libro
“Educación mariana para el hombre de hoy” – Colección Grandes Jornadas,
publicado por la Editorial Patris de Buenos Aires, Argentina en el año 1990.)
DISPOSICIÓN
La Santísima Virgen vence
también la herejía antropológica de la época actual.
El ideal de la mujer a la
luz de la filosofía de la cultura
a. Elaboración de una base
-
Primera base errónea: el varón como medida
- Actitud de Cristo
Principios del catolicismo en relación con la
mujer:
Principios de personalidad, santidad y
virginidad
-
Segunda
base errónea: Sexualización
La base correcta: La teoría de la
complementación
Descripción externa:
Predisposición a lo personal, espiritual y maternal
- Predisposición
a lo personal
- Predisposición a las cosas del
alma
- Predisposición
a lo maternal
b. Descripción de la particularidad femenina:
Descripción más profunda
- Más intuición
- Más elemento "alma" en el amor
- Más tendencia a lo maternal
- Más relación con la vida
Esencia de la mujer: Fórmula sintética
Superación de la crisis de los sexos
…………….. "Omnes
haereses interemisti in universo mundo." Las venció y las vencerá (las
herejías) en virtud de su ser y su plenitud de gracias, en virtud de su omnipotencia
suplicante. Pero ¿cómo vence la Santísima Virgen ambas crisis mediante su ser?
Ella vence la crisis de los sexos mediante su ser femenino realmente perfecto y
la crisis bolchevique mediante su ser auténticamente humano. Noten por favor
que en este punto permanezco siempre en el terreno de la psicología de la
naturaleza, y que sólo en uno u otro caso tocaré la psicología de la gracia.
Tendremos
que ocuparnos primeramente de la crisis de los sexos y de su superación. La Santísima Virgen vence o contribuye a proteger y a salvar el auténtico ideal
femenino, presentándose ante nuestros ojos como el ideal mariano
resplandeciente y dador de gracias. La crisis de los sexos se supera gracias a
la ayuda que nos brinda la santísima Virgen para salvar el ideal de la mujer.
Aclararemos
y explicaremos gradualmente cómo Ella presta esta ayuda. He aquí las
reflexiones:
El ideal de la mujer a la luz de la filosofía de la
cultura
Estudiemos
ahora el ideal de la mujer a la luz de la filosofía de la cultura. Debemos
hacerlo para tener una base firme y no vacilar en nuestro juicio sobre el
verdadero ideal de la mujer. Ya les dije cuán extraordinariamente fuertes son
los contrastes: de la suprema glorificación hasta la más baja maldición. Así
fue siempre. El ideal de la mujer se está tambaleando seriamente en la
conciencia de la humanidad y de la historia. Fíjense en cómo los valores
femeninos dieron un vuelco de la noche a la mañana y el ideal de la mujer
volvió a decaer drásticamente. Y cuando se lo ensalza sufre luego una nueva
degradación crasa e hiriente y se considera entonces a la mujer como una mera
máquina natural de dar a luz. Creo que deben ver las cosas con claridad.
Nos
resultará más fácil aclarar estas cosas porque existe una bibliografía sobre el
tema que crece constantemente. Piensen por ejemplo en Karrer, "El alma de
la mujer", o en Mina Weber, "Ascenso por la mujer". Está bien
que nos fijemos en los libros. Pero más valioso aún es ver claramente la
realidad y, apoyados en ella, fijarse en los libros.
Es
importante que realicemos dos razonamientos. En primer lugar, determinar una
base firme y segura desde la cual podamos destacar la esencia de la mujer, la
esencia que Dios quiere. En segundo lugar, y afirmándonos en esta base,
elaborar de la manera más clara posible la particularidad femenina. Vale decir
entonces: elaboración de una base y elaboración de la particularidad femenina.
a. Elaboración de una base
Ocupémonos
primeramente de la base. Ustedes advierten de dónde proviene ese contraste en
la valoración del ideal de la mujer. Se origina en una base totalmente
contrapuesta. En primer lugar queremos rechazar la base errónea y luego
destacar la única correcta.
Primera base
errónea: el varón como medida
Equivocada
es por de pronto la concepción de que la mujer debe ser medida y valorada en su
esencia según la manera de ser del hombre. Es erróneo concebir a la
masculinidad como norma para juzgar la femineidad y la originalidad de la
mujer. He aquí una concepción falsa que fue sostenida con frecuencia a lo largo
de siglos. Pienso por ejemplo en el clásico Aristóteles, quien definió
paradigmáticamte a la mujer como "mas deficiens occasionale",
un hombre mutilado por pura casualidad. ¿Advierten cuán errónea es esta base?
En ella se mide la manera de ser femenina según el parámetro de la masculina.
Actitud de
Cristo
Desde esta
base tendríamos también que preguntarnos qué actitud asumieron el Señor y la
Iglesia ante la naturaleza femenina. Aquí sólo podemos destacar principios
últimos. Jesús mismo no formuló uno por uno los principios. Pero dio ejemplo de
un muy hondo respeto por la mujer. Cuando tengan que hablar a la gente deben
agregar un capítulo sobre la relación del Señor con la mujer, sobre cómo
respetó y ennobleció a su madre. Si no hubiese hecho otra cosa que elegirse una
madre tal de entre los hombres, ya habría expresado con ello una profunda
estima por la mujer. Alegrémonos de esto y procuremos tener ante la mujer una
sensibilidad similar a la del Señor.
Desde este
punto de vista mediten en la Sagrada Escritura sobre el profundo respeto con
que el Señor enfrentaba a las mujeres, especialmente a las pecadoras. Piensen
en cómo aceptaba los servicios de las mujeres. Pero también cuán errónea es la
interpretación tradicional que se hizo en ciertos textos para dar pábulo a una
equivocada actitud ascética frente a la mujer. Interpretación equivocada que
aún hoy se encuentra a menudo: "El Señor estaba junto al pozo de Jacob
hablando con la Samaritana" (Jn 4,6ss). Entonces llegan los discípulos y
se sorprenden. Seguramente era algo fuera de lo común. La conclusión entonces
es: "Porque Jesús en todas partes evitaba el trato con mujeres".
Pero si
profundizamos el estudio de las costumbres de entonces tendremos que hacer una
interpretación contraria. En aquella época, que un Rabbi hablase en la calle
con una mujer era algo que iba en contra de las costumbres. Pero el Señor rompe
con esta norma y tiene un trato natural con las mujeres.
También se
interpreta erróneamente otro pasaje. Luego de la resurrección, María Magdalena
quiere tocar al Señor. "¡María!" (Jn 20,16) le dice Jesús con único e
incomparable acento, y ella quiere abrazarlo. El Señor no se lo permite:
"No te acerques, no lo hagas". Pero, por otra parte, dejó que Juan se
recostase sobre su pecho. Ustedes dirán: "¡Ajá!, ¡Lo tenemos! ¡Evita el
contacto con las mujeres!". Pero deben ver los contextos. El Señor
consintió en que María Magdalena le bañase los pies con sus lágrimas y los
secase con sus cabellos (Jn 12,3ss). ¿Qué significa entonces: "No te acerques"?
Se dice que el texto original quería expresar: "No te aferres a mí, yo me
quedaré aquí, tendrás otras oportunidades de estar conmigo".
También
ustedes deben tener, en el trato con la mujer, esa naturalidad del Señor. Él
tuvo asimismo un rincón favorito en Betania. No para que nosotros busquemos
también algo así. Pero debemos ver las cosas tal como realmente fueron: así
percibirán cómo el Señor tuvo un trato totalmente natural, respetuoso y noble
con la mujer.
Principios del catolicismo en relación con la mujer:
Principios de personalidad, santidad
y virginidad
Sobre esta
conducta del Señor se basan los principios de la mujer que elaborase el
catolicismo a lo largo de los siglos, comenzando ya desde sus orígenes. Ellos
son los principios de la personalidad, la santidad y la virginidad.
Escuchen lo
que les voy a decir. La mujer fue considerada como una mercancía, como un ente
sin alma. Esto es algo monstruoso. Pero el Señor y la Iglesia se mantienen
firmes sobre la base de que el alma es lo más importante. El principio de la
personalidad es decir, que tanto el varón como la mujer son realmente personas,
es un fuerte muro protector en el trato con la mujer. "¿De qué le servirá
al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?" (Mt 16,26).
La Iglesia
mantuvo siempre el principio de la santidad. También la mujer puede ser santa.
Ella fue elevada al honor de los altares. ¡Con qué reverencia se inclina la
Iglesia ante la grandeza femenina, ante la originalidad femenina!
Y finalmente
el principio de la virginidad. Es algo grande. La Iglesia reconoce que la mujer
no está orientada de manera absoluta al matrimonio, que no es solo un ser
sexual, sino que tiene la capacidad de estar anclada en Dios sin que
necesariamente deba tener vida sexual y engendrar hijos.
Así se
comprueba entonces que la mujer debe ser valorada en un alto grado. Tan alto
que puede ser elevada al rango de la nobleza de la Iglesia.
La Iglesia
como tal no sostuvo una concepción errónea de la mujer. Pero esto no impidió
que en una u otra oportunidad algunos representantes de la Iglesia obrasen de
otro modo. A veces se dice que el mismo santo Tomás se mantuvo en la base
equivocada. Pero a nosotros nos basta saber que esa opinión con toda seguridad
es equivocada. Sea quien sea el que sostenga que hay que medir a la mujer según
la norma del varón, este parecer es erróneo. También se intenta probar que en
un concilio provincial algunos obispos pretendieron negar que la mujer tuviese
alma. Pero esto no importa tanto si consideramos que no era la opinión de la
Iglesia universal. Tengan en cuenta todas estas cosas cuando observen cómo se
valora a la mujer en otras culturas. La Iglesia como tal aprecia a la mujer
siempre en su justa medida.
Segunda base
errónea: Sexualización
Examinemos a
continuación una segunda base errónea. Es la concepción de la mujer como medio
de que dispone el varón para procurarse y aumentar el placer sexual. Si
considero que la esencia de la mujer se agota en esto, entonces mi base es
errónea. Pero también el varón es culpable de tal situación porque manifiesta
en toda su manera de pensar el valor supremo de su escala de valores: el sexo.
Lo que aparece en las películas y en los diarios ¿no demuestra que el hombre
busca estos valores por todas partes? ¿Y no es natural entonces que la mujer
crea que el sentido último de su vida es acentuar dichos valores? Por eso no
sólo la mujer debe participar en el renacimiento de los sexos, sino también el
varón.
Ya que
hablamos de la crisis de la familia y en la actualidad se realizan (y con
razón) tantas "semanas de la familia", escuchen esta frase de un
ruso: "la cuestión de la mujer se soluciona esencialmente en la vida
conyugal de los esposos". Si en ella el hombre aprende a tratar a la mujer
con respeto, la cuestión de la mujer estará entonces solucionada. Pero no
queremos pasar por alto que la mujer misma debe realizar un grande e importante
aporte en la empresa de cambiar esa valoración errónea. Por otro lado, ella no
debe mostrarse tan fácilmente como un objeto sexual. Para ello la mujer debe
procurar (ya veremos a partir de qué fuentes) que su espíritu sea más valorado
tanto en el matrimonio como en la vida cultural pública y privada.
La base
correcta: La teoría de la complementación
De este modo
hemos presentado las dos bases erróneas. ¿Cuál es entonces la correcta? La
teoría de la complementación. Ambos sexos no poseen la misma particularidad
pero tienen, sin embargo, igual valor. Fueron creados por Dios, cada uno con su
particularidad, para que se complementasen mutuamente en el ser. Pero
precisamente por eso tienen un mismo valor, vale decir, son distintos en su
particularidad pero de igual valor.
(Continuará la próxima semana)
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