* Al estudiar la
historia de la Iglesia y de las comunidades religiosas, comprobamos, en todas
ellas, la intervención de la Santísima Virgen: tanto en las luchas contra
enemigos externos ―en los campos de batalla o frente a ideologías extrañas―
como en sus crisis internas. Con razón la Iglesia le canta a María: ¡Tú sola
venciste todas las herejías, en el mundo entero!
Estas palabras se cumplirán también en las confusiones antropológicas del
presente.* La sabiduría Divina que gobierna el mundo hace brillar en las distintas épocas de la historia aquellos rasgos de María que la respectiva época necesita para vencer las herejías surgidas en ella. Sin lugar a dudas, el gran error de nuestro siglo es el colectivismo que determina la imagen del hombre y del orden social: el hombre colectivista es un hombre sin Dios, sin personalidad, sin moral, sin alma, destrozado en su interior y en sus relaciones con el mundo que lo rodea. La Madre de Dios es la encarnación de la imagen opuesta.
* María ha sido llamada vencedora de todas las herejías. En el curso de los siglos realmente se ha mostrado como tal. Vencerá también las herejías colectivistas contemporáneas. Lo hará a través del ideal de su propia personalidad y por su mediación de gracias orientada hacia la formación y educación de personalidades vigorosas, que tengan la audacia de avanzar contra la corriente, según su imagen; que estén dispuestas a entregarse totalmente a Dios para la obra redentora y que tengan la audacia de dejarse crucificar por su idea. Ella forma esas figuras grandes y como instrumentos en sus manos las conduce a librar la lucha de los espíritus en la arena de la vida: en la familia y el taller, en las calles y en los senderos, en la vida política y en el gobierno.
* Estamos llamados a conducir a la Santísima Virgen al lugar del combate y a colaborar con ella para que, pasado un siglo, en todas partes se oiga decir: omnes haereses tu sola interemisti in universo mundo. Tú sola venciste todas las herejías, en el mundo entero. Nuestra vida tendría sentido aunque no hubiésemos realizado ninguna otra tarea que ayudarle a ella para que así sea.
(Textos tomados de: “María, signo de luz”, Padre José Kentenich, Editorial Claretiana, Buenos Aires 1980 – Aforismos extraídos de diferentes conferencias del Padre Kentenich – Original alemán: “Lichtzeichen über die Welt”)
Muchas gracias, Sr. Paco Nuño. Me ha facilitado rápidamente motivar el comienzo del Mes de María (en la Argentina comienza el 7 de noviembre) en los foros del diario La Nación (en Internet) de Buenos Aires. Que el Padre se lo recompense con creces. HMA
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