• Definiciones
Doy una
definición y la analizo. Esencia de la alegría. Nos basaremos en la definición
utilizada constantemente hasta ahora y procuraremos complementarla y
fundamentarla científicamente. ¿Qué es la alegría? El reposo del apetito en la
posesión de un bien conveniente. Mentes filosóficas opinan que se debe agregar
otra palabra para que la definición sea íntegra, plenamente válida. Ellas
dicen: la alegría es el reposo del apetito en la expectativa segura o en la
posesión de un bien conveniente. Es correcto. En la esperanza también hay
alegría. Por tanto, cuando pienso en la visio beata o en qué gran
bendición podrá brotar de mi dolor, estoy esperando esa bendición. Como ven, mi
apetito puede reposar no sólo en la posesión sino también en la expectativa de
un bien conveniente. Pero debemos agregar de inmediato lo siguiente: en tal
caso, ese bien no se ve tanto como un bien lejano sino como un bien que, en la
expectativa, ya está presente. Por eso decimos, asimismo: reposo del apetito en
la esperanza segura. Tengo la segura esperanza —algo presente— de que el bien
se me dará en el futuro con seguridad.
Ustedes podrán
considerar otras definiciones que se integran más en la estructura entera del
retiro: alegría es amor que reposa. Comprueben en qué medida es
acertada. Mi apetito tiene su obiectum proprium. Y la relación del
apetito con su obiectum proprium significa una satisfacción del instinto
amoroso. Algo urge a poseer el bien. Y cuando lo poseo ¿qué tengo? Amor que
disfruta, que reposa en la posesión de un bien. Y eso es alegría. El amor, en
cuanto posee y disfruta del objeto, es alegría. La alegría es amor que reposa,
que disfruta. Por tanto, cuando, en la parte central y esencial de nuestros
ejercicios, nos enfrentemos con toda la economía del amor, cuando luchemos por
un amor divino que lo abarque todo, debemos decirnos siempre que el reposo en
ese amor es alegría. Más adelante ya no destacaré más este aspecto.
Procuro ahora analizar
un poco la definición. Se trata más bien de un procedimiento desmembrador.
Permanezco con la definición dada hasta ahora a fin de no hacer las cosas
demasiado complicadas: la alegría es el reposo del apetito en la posesión de un
bien conveniente. ¿Qué tienen ahí? Los dos pilares de la definición. La misma
se agrupa en torno a dos momentos: «reposo del apetito», es decir, puedo
concebir la alegría sub ratione subiecti (desde el punto de vista del
sujeto) y considero entonces el sujeto de la misma. Pero si la concibo «en la
posesión de un bien», la perspectiva es ratione obiecti (referido al
objeto en sí mismo). También puedo convertir el objeto de la alegría en el
punto de partida de mi análisis. Pueden ustedes hacer ambas cosas.
— Desde el
punto de vista del sujeto de la alegría (ratione subiecti)
Veo el sujeto
de la alegría, el apetito. Me permitirán que recuerde, en la línea del
retiro del año pasado, que podemos distinguir en el hombre tres estratos de
vida y de ser, tres apetitos. El estrato más bajo: el hombre del instinto; el
segundo estrato: el hombre del espíritu; el estrato superior: el hombre de
Dios. O bien, para utilizar expresiones corrientes: el estrato inferior: el animal
en el hombre; el segundo estrato: el hombre del espíritu, el ángel
en el hombre; el tercer estrato: el hombre de Dios, el hijo de Dios.
Cada estrato tiene también un apetito independiente y original:
el estrato más bajo, el hombre del instinto, el appetitus sensitivus; el
segundo estrato, el appetitus intellectivus; el tercer estrato, el appetitus
divinus, en lugar de lo cual decimos la virtud infusa del amor.
Escuchen una
vez más la definición: reposo del apetito. ¿Qué apetito es el que puede
reposar? Los tres.
Puede reposar
el appetitus sensitivus en la posesión de su bien. ¿Qué nombre damos a
esa alegría? Desde un punto de vista estrictamente filosófico, deberíamos decir
amor late sensibilis (amor sensible en sentido amplio). Las expresiones
«amor sensual» o «bien sensual» tienen una connotación negativa. Por eso, a fin
de evitar toda confusión tanto nuestra cuanto de otros, decimos amor de los
sentimientos, alegría de los sentimientos o, profundizando más —aquí
resuena todo el organismo— del corazón. Bajo la expresión «sensible en sentido
estricto», entendemos lo que solemos denominar sensible o sentimental. Por la
enseñanza de la moral sabemos que el amor sensitivus (amor sensible)
puede caer en el amor sensibilis (amor sensual) e, incluso más bajo, en
el amor sexualis (amor sexual).
¿Qué otro
apetito puede reposar en la posesión de un bien? El appetitus intellectivus.
En ese caso hablamos de alegría espiritual-natural; en el primer caso,
de alegría sensible (= alegría de los sentimientos), en el segundo, de alegría
espiritual-natural. Por tanto, la voluntad reposa en la posesión de un bien
conveniente.
También el
apetito amoroso sobrenatural, la virtud infusa del amor, puede reposar.
Entonces, hablamos de la alegría espiritual-sobrenatural. He ahí los
tres tipos, según cuál sea el sujeto: alegría de los sentimientos, alegría
espiritual-natural y alegría espiritual-sobrenatural.
Como más tarde
nos hará falta, quiero recordar al mismo tiempo que el appetitus es una
capacidad ciega y que, por esa razón, necesitamos una luz que nos indique
la calidad de los diferentes bienes. El appetitus sensitivus necesita
una luz: la capacidad de percepción sensible, tanto la interior cuanto la
exterior. Pueden observarlo en el animal o en el niño pequeño. El appetitus
intellectivus necesita una luz en la cual percibir el bien, las cualidades
del bien. ¿De qué luz se trata? De la inteligencia espiritual, la capacidad de
percepción espiritual. El appetitus divinus necesita una luz: la luz de
la fe.
— Desde el
punto de vista del objeto de la alegría (ratione obiecti)
Sólo estoy
explicando la definición. También aquí hay tres estratos de ser y de vida, tres
tipos de bienes. El bien conveniente al hombre del instinto lo denominamos
bien sensible, sensiblemente perceptible: una manzana, o lo que fuese. Para el
segundo estrato de ser, el hombre del espíritu, hay un bien conveniente: los
bienes espirituales. ¿De qué bienes podrá tratarse? Verdad, justicia,
fidelidad, etc. Para el estrato más alto de ser y para la vida de ser más alta
hay también un bien conveniente: un bien sobrenatural.
Ahora escuchen
lo siguiente: puedo hablar de una alegría espiritual-natural, de una alegría
sensible o de los sentimientos y de una alegría espiritual-sobrenatural. Si
examinan esto con más detalle, dirán lo siguiente: es muy posible que se dé
una alegría que, desde el punto de vista del sujeto sea sensible en sentido
amplio pero que, desde el punto de vista del objeto en sí mismo, sea
sobrenatural. Deben jugar un poco con las ideas, no para hacer filosofía
sino para poder manejar estas cosas en la vida práctica con mano segura.
Por ejemplo, un
bonum supernaturale (bien sobrenatural). ¿Qué bien puede ser? La
Trinidad. Dicho sea de paso: no Dios, así sin más, sino el Dios Trino. Nuestros
adversarios exigen que coloquemos a Dios en el centro de nuestra vida. Pero,
aunque ellos no acepten Dios alguno, nosotros no debemos contentarnos por ello
con mostrar solamente a Dios sin más, sino al Dios Trino. ¡Ustedes siguen la
literatura de nuestros días!
Cuando hoy se menciona a Dios, debo decirlo
abiertamente: lucho por la revelación de Dios, del Dios Trino; y no querer
ocultar ni desvalorizar el misterio. ¡No presentar a Dios como el Dios natural
sino como el Dios Trino! Estoy apegado al Hijo, lo amo. ¿Qué podrá ser esto? Desde
el punto de vista del objeto en sí, una alegría espiritual-sobrenatural. El
objeto es espiritual-sobrenatural. Desde el punto de vista del sujeto,
puede ser y debería ser un amor sensible en sentido amplio, una alegría
de los sentimientos. Tal vez será bueno que coloque una vez más los
pensamientos en forma esquemática uno junto al otro.
Desde el punto del vista del sujeto, puedo distinguir entre una alegría espiritual-natural, espiritual-sobrenatural y de los sentimientos. En cuanto al objeto, puedo hacer lo mismo: distinguir entre alegría sensible, espiritual-natural y espiritual-sobrenatural. Si establezco ahora una relación entre ambas perspectivas, es muy fácilmente posible que los bienes sobrenaturales puedan captarse no sólo con la voluntad, con la voluntad sobrenatural, sino también con el appetitus sensitivus (apetito sensible). ¡Esto es incluso lo ideal! Corresponde a la totalidad del hombre. Tal vez lo dicho baste para analizar un poco el concepto de alegría.
(Texto tomado de "Las Fuentes de la Alegría", P. José Kentenich, Editorial Patris S.A. Chile, Págs. 205-210)