(Nota previa: algunos lectores de este Blog me han sugerido cambie el estilo de publicación de textos del Padre Fundador a la forma primitiva e inicial del mismo: ofrecer semanalmente un texto corto que sirva de motivación semanal a los que visitan este Blog. A partir de esta semana me hago eco de estas sugerencias y reproduzco aquí pequeñas reflexiones del Padre Kentenich a sus hijos espirituales. En estos tiempos en los cuales abundan la desesperanza, la angustia y la tristeza, he querido comenzar la nueva serie de textos con el tema de la alegría para sugerir a los lectores se hagan a la búsqueda de las fuentes de la alegría.)
TEXTO DEL PADRE FUNDADOR
Ustedes saben por experiencia o por el estudio teórico que
la alegría es un elemento esencial en la vida religiosa, en el proceso de
formación del alma, tanto de la propia cuanto de la ajena. Cuando la alegría
entra en su alma en una medida mayor, ha recibido un gran regalo de la
Trinidad. Por eso, ¡gozosa voluntad para recibir las semillas de la alegría! ……………………………
¡Hambre de alegría! Nuestra alma tiene hambre de alegría, y
en forma marcada. Más aún: puedo decir que el alma humana está impulsada en
todo momento por esa marcada alegría. En efecto: como verán y oirán más adelante,
esa hambre de alegría es un instinto primordial en la naturaleza humana. Si por
el momento quieren reflexionar un poco por su propia cuenta acerca de este
pensamiento, les ruego que reemplacen la palabra hambre de alegría por hambre
de felicidad, por instinto de felicidad. ¿Acaso no sabemos todos, por
experiencia y por observación de la vida, cuán inseparablemente unido está el
instinto de felicidad y, junto con él, el instinto de alegría, a la naturaleza
humana? ¿Tendremos razón, entonces, en ampliar el concepto y afirmar que, así como la planta tiene
hambre, es decir, así como depende de la luz, del aire y del calor, así depende
el alma humana de la alegría, del brillo del sol de la alegría, si es que no ha
de atrofiarse? ¡Así es: el hambre de alegría como instinto primordial de la
naturaleza humana; el instinto de alegría, el instinto de felicidad como una
fuerza de enorme ímpetu, como instinto primordial!
Cuanto más conciencia tome
de este hecho, tanto más fuerte podrá hacerse la capacidad y disposición
receptiva, la gozosa voluntad para recibir las semillas de la alegría.
(Texto tomado del retiro que el Padre Kentenich dirigió a un grupo de sacerdotes alemanes desde el 7 al 13 de octubre de 1934 en Schoenstatt. Editado en español por Editorial Patris, Santiago/Chile en junio de 2006 bajo el título "Las fuentes de la alegría".)
(Texto tomado del retiro que el Padre Kentenich dirigió a un grupo de sacerdotes alemanes desde el 7 al 13 de octubre de 1934 en Schoenstatt. Editado en español por Editorial Patris, Santiago/Chile en junio de 2006 bajo el título "Las fuentes de la alegría".)
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