(Nota previa: Ver la
nota previa del miércoles 14 de marzo de 2012 y la DISPOSICIÓN de toda la
charla que se incluye también en la entrada del día 14 de marzo.)
TEXTO DEL PADRE FUNDADOR
C. SEGÚN EL MODELO DE 1912
Si después de todo lo dicho pensamos en el acta de
pre-fundación, y si podemos decir que renovamos en nuestros pensamientos y con
nuestra voluntad el acta de pre-fundación, entonces podremos pensar que viven
según ella, evidentemente a un nivel superior como ahora veremos. ¿Qué es lo
que nos dice el acta de pre-fundación? Ahora notarán porque yo antes les
hablaba tanto del reino del padre. ¡Intenten penetrar ahora en el acta de
pre-fundación! Pero antes una observación previa: el acta de pre-fundación
estaba dirigida a una juventud que vivía en aquellos tiempos en la edad del
pavo. Permítanme que añada lo siguiente: los que conocen convenientemente la
estructura del mundo actual pueden fácilmente asegurar que toda la comunidad
humana como tal vive hoy en los años del crecimiento, mejor dicho, en una
verdadera edad del pavo.
También nosotros que ya nos hemos hecho mayores:
conservamos algunos restos de una hombría madura, pero en general la humanidad
actual se mueve en su totalidad en los años del desarrollo, en la edad del
pavo.
¿Por qué lo digo? El acta de pre-fundación estaba dirigida
expresamente a los de esa edad. Y todos nosotros estamos ahí, tanto si somos
sacerdotes como si somos laicos. Por lo menos debemos contar con que algunas
reminiscencias de la edad del pavo se hayan despertado de nuevo en nosotros o
estén a punto de hacerlo. Aunque pensemos que las dificultades pasaron y que
los receptores fueron los jóvenes de entonces, su contenido va dirigido
especialmente a nosotros. Oigan la formulación: “Bajo la protección de la Madre
de Dios queremos autoeducarnos como caracteres libres, fuertes y sacerdotales.”
– [El Padre Kentenich lo formula aquí de forma libre. En la citada acta dice
exactamente así: “Bajo la protección de María, queremos aprender a educarnos a
nosotros mismos, para llegar a ser personalidades recias, libres y
sacerdotales.”] – Se dan cuenta; a partir de todo lo que hemos dicho, pueden
ustedes figurarse que en estas expresiones se encierra todo un universo. Y en
verdad que todo el contenido sigue siendo la línea fundamental para todo el
desarrollo de la Familia, para el desarrollo espiritual y del carácter de toda
la Familia.
¿Será que se trata de un movimiento por la libertad? No es
difícil comprender, y ya lo descubrirán los llamados a ello, que en realidad la
historia de la Familia es en verdad un auténtico movimiento por la libertad:
una historia de libertad, que ya asumió y pre-vivió en sí misma y con
anterioridad las libertades que trajo el Concilio; un movimiento por la
libertad en el que también la iglesia, la iglesia postconciliar puede de alguna
forma orientarse. Pero tienen que verlo y valorarlo. Solo necesitamos pensar
por un momento en la nueva orientación dada a la obediencia con respecto a
otros tiempos: se comprende hoy mejor como un movimiento de libertad como un
movimiento de vinculaciones. Así podríamos seguir pensando y hablando.
El ideal pedagógico del hombre, padre y jefe
Este se ha desarrollado con el devenir histórico del
Movimiento. Tomemos cada una de las palabras en la mano. ¿Cuál es según ello la
meta de cada uno de los miembros de la Familia? La meta de la educación se nos
muestra aquí mucho más clara que en el acta de fundación; en el acta de fundación
se da por sobreentendida.
¿Cuál es entonces la meta? ¿Qué es lo que todos nosotros
debemos llegar a ser? En primer lugar escuchamos la palabra “sacerdote”.
Pasemos a explicar la palabra: Fue una semilla la que entonces se plantó en la
tierra! ¿Cómo se desarrolló esa semilla? ¿Caracteres sacerdotales? En primer
lugar es la palabra sacerdotal la que quiere ser captada en su sentido más
profundo.
Así fue en el año 1912. Y si seguimos pensando en el
transcurso de los años siguientes, yo podría elegir por ejemplo hasta el año
1962. Aunque será más práctico pensar hasta el año 1956. Fue entonces cuando en
la rama de sacerdotes de nuestro movimiento surge la expresión: “carácter
sacerdotal”. ¿Y qué significa esta expresión? Paternitas, paternidad en el
sentido más amplio de la palabra. Nuestra joven comunidad de sacerdotes, la
nueva “pars motrix et centralis”, ha escogido el ideal de su comunidad:
“comunidad del Padre y de padres”. Ustedes comprenden por qué yo traigo al
respecto tantas expresiones. Quisiera intentar
que comprendieran lo que significa la palabra “reino del padre” y que este
“reino del padre” estaba ya presente, por lo menos en su núcleo, en las
semillas que el Buen Dios introdujo en la tierra madre de la Familia. En
aquellos tiempos las expresiones “sacerdotal” y “caracteres sacerdotales” se
entendían más en el sentido estricto de la palabra porque la juventud a la que
estaba dirigida tenía ante sí el ideal de ser sacerdotes. ¡Caracteres
sacerdotales! Si ustedes se fijan en los años posteriores, cuando Schoenstatt
se desarrolló fuera del internado, cuando se surgió lo que llamamos Movimiento
de Schoenstatt o la congregación mariana original, cuando se mostró como la
Obra de Schoenstatt, entonces, ¿qué pasó? Me refiero a los años 198 y
siguientes.
Schoenstatt se desarrolla cada vez más: 1933, 1934 ……, so
ofrecen cursos pedagógicos sobre la forma de educar a la juventud de entonces.
¿Y cómo se muestra entonces el ideal, el ideal de un jefe? Ahí tienen las
expresiones: “Paternidad sacerdotal” y “Maternidad sacerdotal! Observen: se
trata siempre de las expresiones centrales, que siempre se conforman de forma
distinta, pero que una y otra vez surjen hats que se cristaliza en toda la
Familia el gran ideal: La Santísima Virgen quiere formar un reino del padre
desde Schoenstatt para los tiempos venideros, para la iglesia de las nuevas
playas en su doble aspecto: con su carácter sobrenatural y con su carácter
terrenal.
a. El hombre de una paternidad sacerdotal
¿Qué significa esta expresión? ¿Puedo repetirlo? El ideal de
un jefe, el ideal de un auténtico jefe; ¿no es verdad, que todos los hombres, y
especialmente cuando nosotros queremos casarnos, que todos nosotros debemos
encarnar el ideal de jefe? O lo que es lo mismo: ¡Paternidad sacerdotal! Desde
la perspectiva de los círculos pedagógicos generales de entonces se entendía
esta expresión más en el sentido figurado de la palabra.
- Interpretación
filosófica
Nosotros la ajustamos ya entonces al sentido más estricto de
la misma. “Sacerdotal” en el sentido de un anclaje absolutamente seguro en el
más allá, metafísico. Como una paternidad que está anclada en el mundo del más
allá, aunque solo sea visto desde el punto de vista metafísico o de las ideas.
Porque la paternidad – “Paternitas” – encierra siempre en sí misma la idea de
una fuerte invariabilidad. Lo explicaré después más ampliamente. Ese es el
hombre, el que está anclado en otro mundo, que no es dependiente, que no es una
pelotita de juego de la opinión pública.
- Interpretación teológica
“Sacerdotal”. Es verdad que yo en aquel entonces
“sobrenaturalicé” inmediatamente la expresión conocida de “paternidad
sacerdotal” pensando en los jefes; porque teniendo en cuenta que nosotros todos
como miembros del Corpus Christi Mysticum participamos de alguna forma en el
sacerdocio del Redentor, en cierto sentido, tomamos parte de la función de la
Cabeza del mismo. Aunque parezca extraño lo que yo digo ahora, piensen que lo
estoy diciendo para las futuras generaciones. Comprendan por favor, reflexionen
por favor, sobre cómo en las palabras “carácter sacerdotal” se nos muestra cada
vez mejor la gran idea que lleva consigo: ¿Qué significa ser jefes? ¿Qué
significa sacerdotal? ¿Cuál es el sentido más profundo del sacerdocio? ¡Una
marcada paternidad!
b. El hombre: niño y padre
Esta paternidad sacerdotal debe ser también el gran ideal en
toda la educación del hombre. O sea, el ideal para cada hombre en la Familia.
¿A qué me refiero? ¿En qué estoy pensando? Me parece que esto solo lo puede
entender aquel que vive plenamente en la tradición pasada. Fue ya hace mucho
tiempo cuando nosotros elaboramos la metafísica del alma de la mujer y del alma
del varón. En aquel entonces sonaba bastante claro y definido. Suena de una
forma singular: el ideal del hombre, tal como está implantado en la naturaleza
del varón, dice así: “¡puer et pater!” ¡niño y padre! Tal como nosotros lo
desarrollamos en el transcurso de las décadas pasadas. De nuevo una demostración de cómo la Familia
en su desarrollo permaneció siempre en los pensamientos centrales importantes.
Más tarde se explicó: nadie puede ser padre, sino es a la vez niño. ¡Es el
ideal de la educación!
- Una observación
pedagógica
Se insiste hoy en que a los jóvenes varones no se les debe
hablar de la filialidad. Puede ser cierto que no sea conveniente comenzar así.
Se necesita algún tiempo para que se capte el tono. Pero el tono de los
instrumentos secundarios gusta también a la juventud; y más aún si a la vez yo
puedo hablar del “padre”. Ustedes pueden ir a donde quieran: allí adonde se ha
asentado la vida moderna, nadie quiere saber nada más del padre, y mucho menos
los padres mismos. Están cansados de ser maltratados por la opinión pública.
Ser amigos, es lo máximo a lo que acaso aspiran. Ni siquiera tienen la valentía
de aparecer como amigos de sus hijos.
c. El hombre y padre: transparente del Padre Dios
¿Comprenden
ahora lo que les quiero decir? Ahora captan ustedes cómo en la expresión
“caracteres sacerdotales” se puso una semilla en la Familia, que ha traspasado
después toda la historia de la Familia, desarrollándose como un gran ideal; un
ideal también para el hombre: ¡reino del padre! Ahora quiero decir también, que
si todas las comunidades femeninas se han sacrificado y se siguen sacrificando
hasta el máximo para que surja un reino del padre, este hecho significa (y ellas lo saben muy bien) que:
El reino del Padre
celestial no podrá venir, de todos modos no en una gran medida, si al menos nuestras
ramas de hombres no imitan la paternidad del Dios vivo, si no son
transparentes de esta paternidad del Dios eterno.
Esto se ha
tratado ya en muchas ocasiones en nuestros grupos, que la paternidad del padre
en la tierra es en primer lugar una expresión de la paternidad de Dios; en
segundo lugar, el gran medio para inculcar al niño la paternidad de Dios y, por
último, en tercer lugar también un seguro permanente de la imagen del Padre, de
la imagen del Padre de los cielos, para los hijos durante toda su vida.
¡Con cuánto gusto me quedaría aquí! ¡Ustedes notan cómo yo
vibro formalmente, para hacerles captar estas cosas! Miren, nosotros todos
debemos ser mucho más previsores después de todo lo que hemos conquistado en el
transcurso de los años. También los jóvenes dirigentes de la Familia deben
captar todo esto. Para ellos vale lo siguiente: ¡ellos deben de vivirlo, deben
de nadar totalmente en esa corriente para que los demás lo puedan captar! No
quedarse en un par de nimiedades, en un par de hermosas ideas. Semejantes ideas
no son de mucha duración. Lo que Dios nos ha regalado en el desarrollo
histórico durante los años pasados ……………… “¡Lo que habéis heredado de vuestros
padres, conquistadlo para poseerlo!"
¿Entonces cuál es el ideal? ¡Sí, el ideal! Ahora ¿a quién me puedo dirigir? ¿A los jóvenes que quieren pertenecer a la Familia? ¿Cuál es el ideal para nosotros, para los que andamos ya en una edad madura, para los que nos encontramos ya en la ancianidad? ¡La unión esencial entre una filialidad sana, auténtica, y profunda ante Dios y una paternidad como reflejo del Padre eterno ante el mundo!
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