miércoles, 30 de marzo de 2011
Superar el espíritu colectivista
Texto del Padre Fundador
Hemos aludido a un nuevo tipo de hombre. ….Tengo la impresión de que deberíamos seguir avanzando, de que nuestros principios y métodos pedagógicos son también apropiados para formar al hombre moderno y regalarlo a la Iglesia. Nosotros ponemos decididamente en primer plano la ley: “Libertad tanta cuanto sea posible, vínculos jurídicos sólo los necesarios, y por encima de todo cultivo del espíritu”. …… En la actualidad el principal enemigo de la Iglesia es el espíritu socialista (o colectivista). No hablo de socialismo, sino de espíritu socialista. Este espíritu está presente no sólo en el socialismo, sino también, en gran parte, en el capitalismo. Me parece que en un tiempo previsible tendremos que luchar (en mayor medida) contra este tremendo fenómeno de la época. Pero no teman; el socialismo y el capitalismo, o como se llamen estas enfermedades de los tiempos, han sido permitidos por Dios para el bien de la Iglesia. Ellos tienen una gran tarea. Y nosotros hemos sido llamados a colaborar ante todo en el cumplimiento de esa tarea.
Pensemos las cosas correctamente. Si en nosotros está vivo el espíritu de la Familia, entonces nos alegraremos de vivir en una época en la cual la Iglesia está rodeada de tantas luchas. No tengamos miedo, porque finalmente la victoria será nuestra. Porque la causa a la cual servimos es la causa de Dios y de la Santísima Virgen. Sin esas sacudidas, correríamos el peligro de adormecernos y aletargarnos. Gracias a Dios las grandes corrientes de la época que hay que superar no nos dejan en paz.
(De una conferencia del Padre Kentenich a las Hermanas de María del 18.10.1929, citada en el ensayo titulado “Carta al General [de los Palotinos] 1956”) – Ver: Kentenich Reader, Tomo 1, Págs. 173 y 175)
Comentario
El hombre moderno vive alejado de Dios y esclavo de la masificación social imperante. La consecuencia es la despersonalización. Reducido el hombre a la condición de una simple parte del colectivo, vivimos en una atmósfera tremendamente despersonalizada y marcada por un activismo incesante, que nos lleva al desarraigo y a la soledad interior. Parece que no pertenecemos a ningún lugar ni a nadie. “Poco a poco, la experiencia cálida de "patria", "terruño" y "hogar" se va perdiendo.” La solución vivida por el Fundador de Schoenstatt y mostrada de esa forma a sus hijos espirituales consiste en una filial y confiada entrega a Dios por manos de María. Dios le mostró a nuestro Padre en la persona de la Santísima Virgen la antropología, la sociología y la visión salvífica de la historia que el hombre moderno necesita para superar las herejías de la postmodernidad. La ‘Mujer vestida de sol’, que vence al dragón en todas las batallas de la historia, era para el Padre Kentenich la gran “Pedagoga del Evangelio”. Como fundador y padre espiritual de muchos se esforzó en vincular a los suyos con María, para que Ella los llevara a Cristo, y finalmente al Padre. Es también el camino que nosotros queremos seguir hoy, para poder ofrecer al mundo colectivista en el que vivimos la bendición de un estilo de vida sustentado por vínculos, que nos regala “hogar” y “patria” para nosotros y para los que nos rodean. Grandes dificultades son grandes desafíos.
miércoles, 23 de marzo de 2011
El alma de la Familia
Texto del Padre Fundador
Estudiar una vez la historia completa de la Familia será algo extraordinariamente hermoso. Difícilmente existe algo tan vivo en ella como la fe práctica en la Divina Providencia. Sería bueno que alguien se tomara el tiempo y la estudiara. ……… Se habla a veces de un alma espiritual. ¿Cuál es esta alma espiritual en nuestra Familia? Es la fe práctica en la Divina Providencia, así como aparece en los versos: “Guíanos según tus sabios planes, y se cumplirá nuestro único anhelo”. En medicina se habla de un termómetro para medir la temperatura. También podríamos hablar de un termómetro para medir el espíritu. Nosotros, los schönstattianos, conocemos tres parámetros que miden el espíritu: La Alianza de Amor, nuestra conciencia de misión y la adaptación a los planes de Dios, es decir, nuestra fe providencialista y la “ley de la puerta abierta”. Si queremos aplicar este “parámetro” del espíritu a la vida práctica, nos detendremos hoy en lo último, en la adaptación a los planes divinos. ¿Es este “parámetro del espíritu” de nuestra Familia también mi parámetro personal? ¿Advierten ustedes que progresivamente estamos aspirando a un alto grado de deshacimiento del propio yo y de la sintonización con Dios y sus planes? ……. Es un carisma que la Familia de Schönstatt tuvo ante sí desde el comienzo: la sintonía con los planes de Dios. Por eso es Dios quien gobierna. Personas que antes jamás pensaron en cumplir el deseo divino, abandonan todo cuando reconocen el plan de Dios, porque una voz en ellos llama: ¡Ven, ven! ¡Plan de Dios!
(De una prédica del Padre Kentenich del 15 de mayo de 1952 en el Santuario de Bellavista, Santiago de Chile – Ver: “Guíanos según tus sabios planes”, Págs. 73/74, Editorial Schoenstatt)
Comentario
Nuestra generación necesita de símbolos e instrumentos que ayuden a darle vida a nuestros anhelos y propósitos. Es un regalo disponer de un “termómetro” que mida la temperatura y el fuego de nuestro espíritu. El Padre Fundador nos facilita la tarea al indicarnos los tres parámetros que debemos considerar para medir nuestro espíritu schoenstattiano. Nos pueden incluso servir para hacer mejor nuestra revisión de vida al final del día y también para preparar nuestras confesiones. Es nuestro método. Constatamos cómo el Padre Kentenich acentúa la necesaria y anhelada sintonización con los planes divinos. Muchos de nosotros conocemos a personas de nuestra Familia que son ejemplo de una sencilla y filial fe práctica en la Divina Providencia. No necesitan ocultarlo, se les nota hasta en los más pequeños detalles. Su pregunta es siempre la misma: ¿cuál será el plan de Dios? Y después de cada acontecimiento, por pequeño que sea, son capaces de agradecer, también a viva voz, el paso de Dios por su quehacer diario. ¡Estaba en los planes! Esta actitud providencialista será el camino para vivir las diversas dimensiones de nuestra alianza de amor. Una alianza que quiere expresarse y ser realidad en nuestras relaciones con Dios y con los hermanos, en nuestros vínculos con el mundo sobrenatural y con el mundo que nos rodea.
miércoles, 16 de marzo de 2011
Exaltación de la vida interior
Texto del Padre Fundador
Mis queridos jefes de grupo, la resistencia al espíritu negativo del tiempo es relativamente escasa en nuestros ambientes cultos, incluso en aquellos donde la religión está aún presente en el pensamiento y la vida, ¿no les parece que ocurre así? A todas esas personas, más aún, a todo nuestro cristianismo actual, les falta interioridad. La vida interior se está extinguiendo. ….Les presento una cita que les servirá de punto de comparación con sus propias experiencias. Mucho antes de la guerra, Albert Weiss OP escribió en su 'Filosofía de la perfección': “Se desecha todo lo que sea tradicional. Se pretende que todo sea nuevo, y desde sus cimientos: la ciencia, el arte, la política, la vida social, la filosofía, el derecho, la moral, incluso la religión, la teología, la fe y la vida cristiana. Pero todo ha de ser mejorado con medios superficiales: politiquería, diplomacias, declamaciones, barnices. Los remedios propuestos son peores que la enfermedad: revelan claramente cuán enquistado está el mal, y cuánto dolor causa; y son ocasión para agudizarlo y hacerlo incurable. Sin embargo el mal radica en que la vida interior del ser humano se ha debilitado, más aún se está extinguiendo. Y una dolencia así no se cura con cosas superficiales, sino únicamente haciendo tomar conciencia al mundo, nuevamente, de la vida espiritual.” …………. En medio de ese caos nosotros proponemos un programa que equivale a una solemne exaltación de la vida espiritual. ……. Labor silenciosa en el área del espíritu. He aquí nuestro orgullo, nuestra grandeza.
(De una carta del Padre Kentenich a los jefes de grupo de la Federación de estudiantes y docentes del 6 de noviembre de 1919 – Ver: Kentenich Reader, Tomo 1, Págs. 142-143)
Comentario
La voz del profeta quiere ser escuchada atentamente por nuestra generación. Parece que el Padre Kentenich nos hablara a nosotros, observando la realidad del mundo que nos rodea, observando nuestra realidad. El texto, sin embargo, fue escrito ya en el año 1919 y dirigido al primer grupo de estudiantes y docentes laicos que se comprometieron activamente con los fines del Movimiento recién fundado en 1914. El Padre se dirigía a un grupo escogido de laicos preocupados y comprometidos con la fe cristiana en la Alemania de principios del siglo veinte; hoy se dirige a cada uno de nosotros. Los textos de esta carta a los jefes de grupo ponen de manifiesto además la meta de la educación que el mismo Fundador quería para los hijos de Schoenstatt: exaltación de la vida interior de cada uno y de la comunidad. Ante la superficialidad del hombre moderno sólo vale que nosotros mismos miremos en nuestro interior y despertemos las fuerzas sobrenaturales que la Divina Providencia ha depositado en cada uno, y que después nos la juguemos por la fe que nos ha sido regalada. En el fondo lo que necesita nuestro tiempo son santos, cristianos nuevos y profundamente espirituales. “Porque sólo de esa manera alcanzaremos lo que anhelamos tan ardientemente. Por eso reitero la exhortación: ¡Despiértense! ¡Despiértense! ¡Y despiértense unos a otros!”. Con estas palabras terminaba el Padre Kentenich su carta del 6 de noviembre de 1919.
Mis queridos jefes de grupo, la resistencia al espíritu negativo del tiempo es relativamente escasa en nuestros ambientes cultos, incluso en aquellos donde la religión está aún presente en el pensamiento y la vida, ¿no les parece que ocurre así? A todas esas personas, más aún, a todo nuestro cristianismo actual, les falta interioridad. La vida interior se está extinguiendo. ….Les presento una cita que les servirá de punto de comparación con sus propias experiencias. Mucho antes de la guerra, Albert Weiss OP escribió en su 'Filosofía de la perfección': “Se desecha todo lo que sea tradicional. Se pretende que todo sea nuevo, y desde sus cimientos: la ciencia, el arte, la política, la vida social, la filosofía, el derecho, la moral, incluso la religión, la teología, la fe y la vida cristiana. Pero todo ha de ser mejorado con medios superficiales: politiquería, diplomacias, declamaciones, barnices. Los remedios propuestos son peores que la enfermedad: revelan claramente cuán enquistado está el mal, y cuánto dolor causa; y son ocasión para agudizarlo y hacerlo incurable. Sin embargo el mal radica en que la vida interior del ser humano se ha debilitado, más aún se está extinguiendo. Y una dolencia así no se cura con cosas superficiales, sino únicamente haciendo tomar conciencia al mundo, nuevamente, de la vida espiritual.” …………. En medio de ese caos nosotros proponemos un programa que equivale a una solemne exaltación de la vida espiritual. ……. Labor silenciosa en el área del espíritu. He aquí nuestro orgullo, nuestra grandeza.
(De una carta del Padre Kentenich a los jefes de grupo de la Federación de estudiantes y docentes del 6 de noviembre de 1919 – Ver: Kentenich Reader, Tomo 1, Págs. 142-143)
Comentario
La voz del profeta quiere ser escuchada atentamente por nuestra generación. Parece que el Padre Kentenich nos hablara a nosotros, observando la realidad del mundo que nos rodea, observando nuestra realidad. El texto, sin embargo, fue escrito ya en el año 1919 y dirigido al primer grupo de estudiantes y docentes laicos que se comprometieron activamente con los fines del Movimiento recién fundado en 1914. El Padre se dirigía a un grupo escogido de laicos preocupados y comprometidos con la fe cristiana en la Alemania de principios del siglo veinte; hoy se dirige a cada uno de nosotros. Los textos de esta carta a los jefes de grupo ponen de manifiesto además la meta de la educación que el mismo Fundador quería para los hijos de Schoenstatt: exaltación de la vida interior de cada uno y de la comunidad. Ante la superficialidad del hombre moderno sólo vale que nosotros mismos miremos en nuestro interior y despertemos las fuerzas sobrenaturales que la Divina Providencia ha depositado en cada uno, y que después nos la juguemos por la fe que nos ha sido regalada. En el fondo lo que necesita nuestro tiempo son santos, cristianos nuevos y profundamente espirituales. “Porque sólo de esa manera alcanzaremos lo que anhelamos tan ardientemente. Por eso reitero la exhortación: ¡Despiértense! ¡Despiértense! ¡Y despiértense unos a otros!”. Con estas palabras terminaba el Padre Kentenich su carta del 6 de noviembre de 1919.
miércoles, 9 de marzo de 2011
Nuestra red de Santuarios
Texto del Padre Fundador
Estamos contentos de que la Familia haya elegido el siguiente lema para el año jubilar: “¡Fiel al origen, funda de nuevo!”. El año jubilar nos verá trabajando por revitalizar las fuerzas fundamentales de la Familia. ¿Dónde hallamos principalmente esas fuerzas fundamentales? Lo sabemos: en el Acta de Fundación. …… Sabemos que en virtud de la alianza de amor que sellara en 1914, la Santísima Virgen hizo seis promesas y planteó seis pedidos. Es bueno tomar conciencia de que esas promesas y pedidos valen también para los Santuarios filiales. Creo que esta tarde debería agregar un pensamiento que se ha difundido por nuestra Familia local pero que todavía no se ha meditado a fondo. ¿A qué pensamiento central me estoy refiriendo? En primer lugar les presento tres afirmaciones: Tenemos un Santuario original. Tenemos Santuarios filiales y, entre los filiales, Santuarios centrales. ………. Ahora agregamos una tercera afirmación cuya formulación quizás nos resulte inusual: Santuarios Hogar. ¿Qué significa “Santuario Hogar”? Muchos de nosotros han consagrado su casa a la Santísima Virgen. Pero lo han hecho no sólo en general sino que la han ofrecido a la Santísima Virgen como “Santuario vivo”. Ahora escuchen bien. Lo que les diré tiene muchísima importancia para el futuro: Lo que vale para el Santuario original y para los Santuarios filiales, vale también para los Santuarios Hogar. De este modo todo lo que hablamos aquí se hace extraordinariamente concreto.
(De una conferencia del lunes por la tarde del 18.11.1963 a las familias de Milwaukee/USA publicada por J. Niehaus en su libro “Origen del Santuario Hogar” – Ver: Kentenich Reader, Tomo 1, Pág. 123)
Comentario
La Santísima Virgen eligió la pequeña capilla de Schoenstatt para establecerse allí y hacer de la misma una cuna de santidad para los que allí acudieran. Con el tiempo muchos hombres y mujeres en todo el mundo se incorporan a la fe del Padre Fundador y responden a la iniciativa de Dios consagrando otros Santuarios de la Madre y Reina Tres Veces Admirable de Schoenstatt en sus ciudades y diócesis. Ella se encarga de educar a los que allí acuden. Las familias incorporadas al Movimiento de Schoenstatt consagran también sus hogares a María. Los miembros de estas familias experimentan igualmente la ayuda de la Madre de Jesús en la educación de todos los miembros del hogar. A Ella le ofrecen sus sacrificios y el esfuerzo renovado por la santidad. Así se va formando un organismo vivo que, más allá de fronteras e idiomas, se esfuerza por vivir seriamente la alianza de amor y contribuir así a que la Reina del Cielo realice su labor educadora en nuestros días. Cuando se celebraba el cincuenta aniversario de la fundación, el Padre Kentenich invita a sus hijos espirituales que le escuchan a revitalizar las fuerzas fundamentales de la Familia, contenidas principalmente en el Acta de Fundación. Quiero pensar que en estos meses, en los que iniciamos la preparación a la celebración de los cien años de la fundación, el Padre Fundador nos hace desde el cielo, desde su Schoenstatt eterno, la misma invitación.
miércoles, 2 de marzo de 2011
El Santuario de Schoenstatt, cuna de santidad
Texto del Padre Fundador
San Pedro, después de haber contemplado la gloria de Dios en el Tabor, exclamó arrebatado: “¡Qué bien estamos aquí! ¡Hagamos aquí tres tiendas!”. Una y otra vez vienen a mi mente estas palabras y me he preguntado ya muy a menudo: ¿Acaso no sería posible que la Capillita de nuestra Congregación al mismo tiempo llegue a ser nuestro Tabor, donde se manifieste la gloria de María? Sin duda alguna no podríamos realizar una acción apostólica más grande, ni dejar a nuestros sucesores una herencia más preciosa que inducir a nuestra Señora y Soberana a que erija aquí su trono de manera especial, que reparta sus tesoros y obre milagros de gracia. Sospecharán lo que pretendo: quisiera convertir este lugar en un lugar de peregrinación, en un lugar de gracia, para nuestra casa y toda la Provincia alemana y quizás más allá. Todos los que acudan acá para orar deben experimentar la gloria de María y confesar: ¡Qué bien estamos aquí! ¡Establezcamos aquí nuestra tienda! ¡Este es nuestro rincón predilecto! Un pensamiento audaz para el público, pero no demasiado audaz para Uds. ¡Cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo pequeño e insignificante el origen de lo grande, de lo más grande! ¿Por qué no podría suceder también lo mismo con nosotros? Quien conoce el pasado de nuestra Congregación no tendrá dificultades en creer que la Divina Providencia tiene designios especiales respecto de ella. ………… Tal como para nuestro segundo patrono, San Luis Gonzaga, una capilla de la Sma. Virgen en Florencia fue el origen de su santidad, así también esta capilla de nuestra Congregación será para nosotros cuna de santidad. Y esta santidad hará suave violencia a nuestra Madre Celestial y la hará descender hasta nosotros.
(Del “Acta de Fundación”, Plática del Padre Kentenich a los primeros congregantes, el 18 de octubre de 1914 – Ver: “Documentos de Schoenstatt”, 62 – C 7 y C 8)
Comentario
La audacia profética y la docilidad a los planes de la Divina Providencia por parte de nuestro Padre Fundador hicieron posible que la Familia de Schoenstatt, y con ella toda la Iglesia, recibiera el don del Santuario de la Madre y Reina Tres Veces Admirable como instrumento de santificación, no sólo para los primeros congregantes sino para todas las generaciones de ayer, de hoy y de mañana. Miles de personas de todo el mundo, convencidas de la presencia especial de María en este lugar, peregrinan cada año a la pequeña capilla en el valle Schoenstatt, junto al río Rin en Alemania, para experimentar allí sus dones y gracias. El pequeño Santuario de Schoenstatt se convierte así en el Tabor de la Santísima Virgen y en el centro del Movimiento de Schoenstatt en todo el mundo. Todos los que visitan con fe este lugar santo experimentan el acogimiento propio de la Madre de Dios, que regala allí la gracia de la transformación en Cristo y que nos quiere hacer, de esa forma, apóstoles del Reino mariano del Padre en este mundo. “¡Cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo pequeño e insignificante el origen de lo grande, de lo más grande!”.
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