miércoles, 28 de septiembre de 2011
María, ¡espejo de justicia!
Texto del Padre Fundador
El gran signo en el cielo es un gran signo de luz en sí mismo, pero también en su contenido simbólico. Las letanías lauretanas nos llaman la atención sobre este hecho cuando nos exhortan a rezar: “¡Speculum justitiae!” ¡espejo de justicia! ¿Qué es lo que se refleja en esta imagen? Las glorias de Dios y las glorias de la imagen de Cristo; las glorias de la Iglesia y las glorias de la imagen del hombre, según han sido acuñadas y anheladas por Dios. “¡Speculum justitiae!”
Santo Tomás llama a la Madre de Dios sencillamente “el libro de oro del Señor!. …..
¿Qué libro es Ella? Un libro sobre Cristo. La Madre de Dios cuya gloria y misión se ordenan a Cristo, le debe a El todas las glorias a las que nos hemos referido. “¡Dei Genitrix!” “¡Mater Dei”! Toda la gloria, toda la grandeza, todo el poder de la imagen de la querida Madre de Dios indican, señalan la grandeza del Señor. ¡Un libro sobre Cristo!
Pero Ella es también un libro sobre la dignidad del hombre. Sabemos que la Madre de Dios es la cúspide de la humanidad. En la imagen de la Bendita entre todas las mujeres Dios encarnó, en sus rasgos esenciales, la idea que tiene del hombre. La Madre de Dios, el gran Signo, es también un libro sobre las glorias de la Iglesia. No es sólo el miembro más eximio de la Iglesia, sino que Ella es también, Madre de la Iglesia, simbolizada desde un triple punto de vista: “Virgo”, “Mater” y “Sponsa”. …… Así resplandece hoy, ante nosotros, la Madre de Dios. Realmente , ¡el libro viviente del Señor!
(Tomado de la primera conferencia de la “Jornada de Octubre 1950”, 16 de octubre de 1950; editada como manuscrito para la Familia de Schoenstatt por nuestras Hermanas de María, Nuevo Schoenstatt, Argentina, Págs. 33-35)
Comentario
En la mariología de nuestro Padre Fundador contemplamos en un plano destacado a María en su unión con Cristo. Queremos agradecer al Padre Kentenich que pusiera ante nuestros ojos en muchos de sus escritos y conferencias a la Santísima Virgen como la “compañera y colaboradora permanente de Cristo en toda la obra redentora” y dejara marcadas así, como estrellas de nuestra comprensión mariana, conceptos como “consors” y “sponsa”. En sus reflexiones sobre el “carácter personal de María” propias de los años previos al Concilio Vaticano Segundo dejó a sus hijos el concepto de la “biunidad de Cristo y María” como escuela de vida y camino a seguir. En la “cruz de la unidad” que tantas personas llevan hoy como signo de identificación cristiana se muestra de forma atractiva y cautivadora esta biunidad. Conviene también destacar que en la interpretación de los dogmas marianos que hace el Fundador, el dogma de la Inmaculada Concepción ocupa un lugar privilegiado. Podemos entenderlo, si recordamos que este dogma muestra claramente la imagen del hombre que Dios tenía de él en el momento de su creación (‘las glorias de la imagen del hombre’). Sin olvidar el aspecto limitativo del dogma (preservada del pecado original), el P. Kentenich destaca y valora mucho más lo positivo del mismo: “la plenitud de vida natural y sobrenatural” de María, la llena de gracia, facilitándonos con ello la comprensión del carácter esponsalicio de la Virgen. En la perspectiva pedagógica de nuestro Padre, María es en su persona nuestra educadora por excelencia, el modelo del hombre nuevo al que debemos aspirar.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
María, signo de luz
Texto del Padre Fundador
Y ahora nos preguntamos: ¿Cuál es la fuerza fundamental que ha de ser vitalizada este año? Si nos animamos a consultar la ley de la puerta abierta, encontraremos la respuesta. ……. Permítanme que resuma lo que probablemente, vive ahora en sus almas. Me parece que si nos dejamos influenciar por el gran signo en el cielo, experimentamos que para nosotros es un gran signo de luz, signo de prevención, signo de esperanza. Tres pensamientos, tres expresiones con las que fácilmente podemos ocuparnos nosotros mismos.
Un gran signo de luz, un signo de luz en sí misma y un signo de luz por su contenido simbólico. ¿Un signo de luz en sí misma! ¿Puedo volver a repetir cómo nos ha sido presentada y delineada la imagen de la Madre de Dios? Observen con el corazón el oscuro panorama del tiempo actual, y dejen que en él resplandezca, que se propague, que relampaguee la luz, la plenitud de luz que irradia la persona de la querida Madre de Dios. …….. La vemos en su posición de “Mater Dei” y “Mater nostra”. Dejen que esta luz brille una vez más en el interior de sus almas y vayan acogiendo, reflexivamente, un rayo tras otro.
“¡Immaculata!” - ¡Cuánta luz! // “¡Intemerata”! - ¡Cuánta luz! // “¡Virgo Virginum preclara”! - ¡Cuánta luz! // “Dei Genitrix!” - ¡Cuánta luz! // ¡”Assumpta!” - ¡Cuánta luz! // “Corredemptrix!” - ¡Cuánta luz! // “¡Regina!” - ¡Cuánta luz! // “Mediatrix” - ¡Cuánta luz!
Realmente, ¡una figura magnífica! Entendemos por qué nos sentimos encandilados por esta luz. …… Todo cuanto sabemos sobre la Madre de Dios se resume en una triple perspectiva: María es la mujer más venerada, la que ocupa la posición más encumbrada, la mejor dotada del mundo. ……. ¡Un gran signo de luz!
(Tomado de la primera conferencia de la “Jornada de Octubre 1950”, 16 de octubre de 1950; editada como manuscrito para la Familia de Schoenstatt por nuestras Hermanas de María, Nuevo Schoenstatt, Argentina, Págs. 31-32)
Comentario
Cuando en el camino de preparación al Jubileo del año 2014 dejamos de tener a nuestro Padre Fundador en el centro de nuestra atención y se nos invita a sumergirnos en el Año de la corriente del Santuario (18.10.2011 - 18.10.2012), quiero pensar que es el mismo Padre Kentenich el que nos sugiere focalicemos nuestra mirada y hagamos vibrar nuestros corazones en y con la imagen de la Santísima Virgen. Para poder amar de verdad, se necesita conocer a la persona amada. El no se cansó jamás de anunciarla a sus hijos como el camino más seguro para vivir la plenitud de Cristo y así llegar a lo más íntimo del corazón del Padre. Para el Fundador, María no es solamente el signo de victoria para el mundo contemporáneo, sino que es la imagen del hombre nuevo y de la realización perfecta de los designios de Dios para el hombre. La “Jornada de Octubre de 1950”, de la que a partir de esta semana tomaremos algunas reflexiones, es uno de los textos más trascendentales para conocer el pensamiento del Padre Fundador sobre la Santísima Virgen. Pocos meses antes de esta jornada de Schoenstatt el Papa Pio XII acababa de proclamar el dogma de la Asunción de María Santísima en cuerpo y alma a los cielos. La devoción mariana que surgió con la alianza de amor sellada en 1914 tiene para nosotros su fundamento principal en el lugar objetivo que ocupa la Santísima Virgen en el orden de la redención.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Los santuarios filiales
Texto del Padre Fundador
Construyamos el santuario …… Me referiré primeramente a la construcción de los santuarios filiales. ¿Por qué razones estamos convencidos de que en ellos obtenemos las mismas gracias que en el santuario original? ¿Qué condiciones tenemos que cumplir y qué frutos podemos esperar a la hora de poner tan fuertemente en primer plano los santuarios filiales?
Para nuestros extranjeros era muy difícil carecer de santuarios filiales. Piensen en Chile, Brasil, ….. ¡Qué importante es el santuario, especialmente para los latinos que tienen una disposición tan marcada para lo sensible! Resulta difícil introducir a alguien al mundo de Schoenstatt apelando sólo a la exposición de ideas. De ahí pueden inferir la importancia crucial que revistió nuestra espiritualidad de los santuarios filiales.
Entre las Hermanas que llegaban al extranjero provenientes de Alemania había una tácita inquietud. Fue solucionada construyendo los santuarios filiales de modo que, en lo posible, fuesen idénticos al original: así se facilitó en ellos la vivencia de hogar por asociación al santuario original. ………. Ésta fue también la razón de por qué siempre mantuvimos la consigna: En lo posible asemejarse al santuario original, pero también incorporarse a él. ¿Qué significa asemejamiento? Que todo lo externo sea igual. ¿E incorporación? Que nos integremos a la misión del santuario original. Hay que designar los procesos de vida siempre con los mismos términos. Con el paso del tiempo debemos desarrollar esa maestría, porque nos infundirá seguridad en cuanto a los principios metafísicos. Vale decir entonces que no sólo hay que lograr un asemejamiento e incorporación a la Cabeza sino también un asemejamiento e incorporación al lugar.
(Texto tomado de las ‘Conferencias de Roma’ del 21 y 22 de noviembre de 1965. p. 138 - 180 – Ver: Kentenich reader, Tomo 2: Estudiar al Fundador, Pág. 160)
Comentario
La historia de nuestra Familia es un regalo de la Divina Providencia para todos nosotros. Somos un organismo vivo que tiene su origen en un proceso de vida, iniciado el 14 de octubre de 1914 en Schoenstatt/Alemania, y que se ha desarrollado como una corriente de vida en todo el mundo. El Padre Kentenich nos recuerda la necesidad de una fidelidad a la fuente de vida para que la corriente no cese. Somos un gran universo que debe concretarse en los que llamamos “puntos de contacto” de la Familia: la persona de María y la vinculación a Ella en la alianza de amor, la persona del Fundador José Kentenich y el santuario como lugar de gracias. Nuestras Hermanas, un grupo de misioneras llegadas a Uruguay a principio de los años cuarenta del siglo pasado, lo tuvieron claro: constatando la imposibilidad de viajar a Alemania para visitar el Santuario en Schoenstatt, construyeron en el año 1943 el primer santuario filial en el mundo como “garantía de su fidelidad al Santuario original”. Siguieron otros: el de Santa María en Brasil en abril de 1948, el de Bellavista en Santiago de Chile en mayo de 1949, el de Cathcart en África del Sur en diciembre de 1949, el de Londrina en Brasil en mayo de 1950, y así hasta más de doscientos en los cinco continentes. Cada uno de nosotros puede dar testimonio de su encuentro con Schoenstatt en un lugar concreto, en un santuario que ha sido su fuente de gracias. En mi caso fue el Santuario de Pozuelo de Alarcón en Madrid, bendecido el 18 de octubre de 1969. Es el Santuario Cenáculo del Padre.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
El Santuario de Schoenstatt, un lugar de gracias
Texto del Padre Fundador
Volvamos al tema de nuestra alianza de amor, de la centralización local de toda la Familia. Para seguir profundizando nos resta enfocar un pensamiento que ya ha sido mencionado: Poner la centralización local de nuestra alianza de amor en el marco de la teología y psicología de los lugares de gracia o peregrinación. La teología de los lugares de gracia y de peregrinación es una thologia absolutae independentiae divinae (teología de la absoluta independencia divina) y una theologia humilitatis humanae (teología de la humildad humana).
¿Qué quiere decirnos Dios al integrar a su plan lugares de gracias y de peregrinación? ¿No nos dice la dogmática que los medios normales de la gracia son los sacramentos? Los sacramentos son una institución general de la cual podemos decir: en cuanto se pone la materia y la forma, sigue la gracia; ……………. Pero evidentemente Dios quiere manifestar con mayor fuerza también la soberanía de su manera de actuar. Hablando humanamente, Dios une “arbitrariamente” determinadas gracias a determinados lugares. En la teología de las peregrinaciones se revela efectivamente una peculiar soberanía del Dios vivo en relación con la creatura.
Naturalmente esta theologia auctoritatis absolutae vel independentiae divinae ha de ser complementada por la theologia humilitatis humanae. Hace falta mucho más humildad, y quizás un espíritu de fe más profundo para suplicar gracias en los lugares de gracias que para implorarlas de los sacramentos, ¿no les parece? Lo que Dios busca en todos los casos es que se reconozca su soberanía y que nosotros tomemos conciencia de nuestra dependencia. Y él puede hacerlo, lo hace y lo ha hecho brillantemente a través de lo que llamamos “teología de los lugares de gracias”.
(Texto extraído del ensayo “Schoenstatt, lugar de gracias” escrito en julio de 1944 en el campo de concentración de Dachau y recogido en “Texte zum Verständnis Schoenstatt” – Ver: Kentenich reader, Tomo 2: Estudiar al Fundador, Pág. 150/151)
Comentario
Todos los hijos del Padre lo hemos experimentado más de una vez en nuestras vidas: el Santuario de Schoenstatt es un lugar de gracias para propios y extraños. Hemos comprobado que la Santísima Virgen “ha erigido allí su trono de manera especial”. El fundamento de nuestro convencimiento está en el Acta de Fundación del 18 de octubre de 1914 y en aquellas palabras que el Fundador puso en boca de María: “Pruébenme primero que ustedes me aman realmente ….. Entonces me estableceré con gusto entre ustedes”. El desarrollo histórico del Movimiento, los frutos de santidad y los milagros de gracias, sobre todo de orden moral, allá recibidos, y la interpretación providencialista que hacemos de todo ello nos lleva a constatar que estaba en los planes de la divina Providencia hacer de la pequeña capilla de Schoenstatt un lugar de peregrinación para el mundo entero. El Fundador decía que “Schoenstatt lleva grabados sobre su frente los tres signos distintivos de las obras de Dios: Pequeñez de los instrumentos y de los medios, grandeza de las dificultades, profundidad, duración y amplitud de la fecundidad.” Añádase a estas reflexiones la profundidad del pensamiento que el Padre Kentenich nos regala en el texto arriba mencionado sobre la teología de los lugares de gracias.
Volvamos al tema de nuestra alianza de amor, de la centralización local de toda la Familia. Para seguir profundizando nos resta enfocar un pensamiento que ya ha sido mencionado: Poner la centralización local de nuestra alianza de amor en el marco de la teología y psicología de los lugares de gracia o peregrinación. La teología de los lugares de gracia y de peregrinación es una thologia absolutae independentiae divinae (teología de la absoluta independencia divina) y una theologia humilitatis humanae (teología de la humildad humana).
¿Qué quiere decirnos Dios al integrar a su plan lugares de gracias y de peregrinación? ¿No nos dice la dogmática que los medios normales de la gracia son los sacramentos? Los sacramentos son una institución general de la cual podemos decir: en cuanto se pone la materia y la forma, sigue la gracia; ……………. Pero evidentemente Dios quiere manifestar con mayor fuerza también la soberanía de su manera de actuar. Hablando humanamente, Dios une “arbitrariamente” determinadas gracias a determinados lugares. En la teología de las peregrinaciones se revela efectivamente una peculiar soberanía del Dios vivo en relación con la creatura.
Naturalmente esta theologia auctoritatis absolutae vel independentiae divinae ha de ser complementada por la theologia humilitatis humanae. Hace falta mucho más humildad, y quizás un espíritu de fe más profundo para suplicar gracias en los lugares de gracias que para implorarlas de los sacramentos, ¿no les parece? Lo que Dios busca en todos los casos es que se reconozca su soberanía y que nosotros tomemos conciencia de nuestra dependencia. Y él puede hacerlo, lo hace y lo ha hecho brillantemente a través de lo que llamamos “teología de los lugares de gracias”.
(Texto extraído del ensayo “Schoenstatt, lugar de gracias” escrito en julio de 1944 en el campo de concentración de Dachau y recogido en “Texte zum Verständnis Schoenstatt” – Ver: Kentenich reader, Tomo 2: Estudiar al Fundador, Pág. 150/151)
Comentario
Todos los hijos del Padre lo hemos experimentado más de una vez en nuestras vidas: el Santuario de Schoenstatt es un lugar de gracias para propios y extraños. Hemos comprobado que la Santísima Virgen “ha erigido allí su trono de manera especial”. El fundamento de nuestro convencimiento está en el Acta de Fundación del 18 de octubre de 1914 y en aquellas palabras que el Fundador puso en boca de María: “Pruébenme primero que ustedes me aman realmente ….. Entonces me estableceré con gusto entre ustedes”. El desarrollo histórico del Movimiento, los frutos de santidad y los milagros de gracias, sobre todo de orden moral, allá recibidos, y la interpretación providencialista que hacemos de todo ello nos lleva a constatar que estaba en los planes de la divina Providencia hacer de la pequeña capilla de Schoenstatt un lugar de peregrinación para el mundo entero. El Fundador decía que “Schoenstatt lleva grabados sobre su frente los tres signos distintivos de las obras de Dios: Pequeñez de los instrumentos y de los medios, grandeza de las dificultades, profundidad, duración y amplitud de la fecundidad.” Añádase a estas reflexiones la profundidad del pensamiento que el Padre Kentenich nos regala en el texto arriba mencionado sobre la teología de los lugares de gracias.
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