viernes, 17 de mayo de 2024

PROMOVER LA VIDA

Promover la vida en una comunidad.

La vida que hay en mí debe pasar a través de la vida de todos aquellos […] por los que he de trabajar. Pero esa corriente de vida se alimenta a su vez por la vida de quienes están en mi comunidad. La corriente que parte de mí recoge la corriente que está en cada individuo. Y la corriente continúa de persona a persona, regresa nuevamente a mí y sigue circulando más y más. […]

Este debería ser, en sí, el sentido de nuestra educación a la comunidad: que realmente dejáramos circular una corriente de vida a través de nosotros y nos dejáramos llevar por ella, pero también que pudiésemos ayudar a crear la corriente de vida. […] La corriente que hay entre nosotros tiene que fluir, seguir fluyendo.

J. Kentenich, 1963, en Ein Durchblick in Texten, t. 5, 342

Las tensiones forman parte de la vida.

Donde verdaderamente reina la vida, hay constantes tensiones, hay una alternancia de pleamar y bajamar. Podrá ser también que, a veces, las olas echen espuma por encima de la orilla. Siempre ha sido así entre nosotros, y siempre seguirá siendo de ese modo.

Por eso hablamos no solamente de pedagogía de movimiento, sino también de pedagogía de confianza. La pedagogía de movimiento conduce por el camino del movimiento a fines claramente reconocidos. La pedagogía de confianza deja intencionalmente las riendas sueltas incluso cuando el oleaje se encrespa. Se apoya y confía no solamente en lo bueno que hay en el ser humano y en la ley de tensiones en la comunidad, sino también en la misericordiosa conducción de Dios. Por cierto, tiene constantemente a la vista la situación, pero se mantiene gustosa en segundo plano y solo interviene cuando resulta necesario y provechoso. […]

J. Kentenich, 1963, en Ein Durchblick in Texten, t. 5, 350

Gestión de conflictos, teoría de las crisis.

Ese es precisamente el fin de la pedagogía de movimiento: impulsar a decisiones a través de crisis surgidas espontáneamente o suscitadas intencionalmente. Muchas veces, tales «crisis» son tanto una expresión y como un medio para alcanzar la independencia de juicio, de vida y de acción.

El socialismo y el comunismo han incorporado cuidadosamente a su manera esta teoría de las crisis. Si no nos apropiamos lentamente de lo valioso que hay en ellas, estamos llevando a nuestros seguidores a los tiempos futuros sin que estén completamente pertrechados. Nuestro camino estará signado por ruinas.

J. Kentenich, 1963, en Ein Durchblick in Texten, t. 5, 352 s.

Percibir la vida.

Las jornadas que he dado no las di nunca a partir de mí mismo. Fueron siempre respuestas a problemas que, en parte, habían sido solucionados uno por uno en la dirección espiritual, en círculos más bien reducidos. […]

Lo que antes lo hacía uno solo, ustedes deberán hacerlo después como equipo. Preguntarse: ¿qué corrientes hay actualmente? Si no saben hacerlo o no lo hacen, pasado mañana tendrán aquí un grupo humano leñoso, pétreo.

J. Kentenich, 1963, en Ein Durchblick in Texten, t. 5, 345 s.

Conducir desde la vida.

Hemos crecido lentamente, y en cada momento las conferencias daban respuesta a la problemática que llevábamos en nosotros. […] El programa reza: no solo pedagogía a partir de la teoría, sino a partir del ser humano. Ya he dicho a menudo que tengo mucho espacio in mente, es decir, que debo mantener todas estas grandes verdades in mente. Pero lo que dejo gotear hacia fuera debo adaptarlo a los oyentes. Esta es la pieza de maestría del pedagogo, del educador, del maestro. Por supuesto, en ello reside el peligro de que nosotros mismos permanezcamos siempre abajo. Nosotros tenemos que crecer siempre hacia lo alto. Lo que dejo gotear hacia fuera debe ser adaptado. Eso es difícil.

J. Kentenich, 1963, en Ein Durchblick in Texten, t. 5, 337 s.

Dejar que la vida nos señale la dirección.

Podemos dejar que la vida nos señale la dirección, pero no debemos dejarnos desconcertar por la vida, sino reducir todo lo que ella dice a una gran idea.

J. Kentenich, 1963, en Ein Durchblick in Texten, t. 5, 357

 

viernes, 10 de mayo de 2024

TRANSMITIR EL FUEGO

Cuando el propio corazón se ha encendido hay que encender a otros: eso es ser apóstol.

Pentecostés nos da la fuerza para la misión


Nuestra mirada se detiene con mucho gusto en la consideración del cenáculo. […] En nuestros oídos y en nuestro corazón resuena el mandato: retiraos al cenáculo y esperad hasta que el Espíritu Santo venga desde lo alto. Él os dará la fuerza para salir al mundo y dar testimonio. (….) Así, cada vez que nos reunimos se renueva la situación de Pentecostés. (….)

Es así como nos envuelve el soplo del espíritu del cristianismo primitivo, pero también la misión del cristianismo primitivo: dar testimonio, salir al mundo a fin de dar testimonio de Cristo en todas partes donde tengamos ocasión de hacerlo, a fin de conducir el mundo de forma silenciosa y meditativa pero enérgica, valiente y exitosa hacia Dios, hacia Cristo.

Por eso nos alegramos. Y ahora queremos reflexionar juntos preguntándonos de dónde recibió el cristianismo primitivo sus elementales fuerzas para dar testimonio de Cristo. Pentecostés, el viento huracanado de Pentecostés, la gracia de Pentecostés vino sobre todos ellos. Pentecostés se ha renovado en nosotros y se renovará en nosotros constantemente.

 

J. Kentenich, 1934, en

einst ein heiliges, gesegnetes Land – Friedrichroda 2, 10-12

 

Ser testigos vivos

Por la profundidad de nuestra transformación ser los testigos vivos de Cristo. Si se me concede actuar en la educación, es preciso que me convierta en una maestra o un maestro ideal a través de la palabra y de la acción. En general es importante ser competentes en nuestra profesión. Nuestra Familia es un movimiento de educadores y de educación: todos tenemos que ser de alguna manera educadoras o educadores, cada uno en su lugar, cada uno en su modalidad.


Fracaso e ingratitud. ¿Qué hacer entonces?

 

Después, es posible que yo también me vea sorprendido por la tempestad de la persecución, del fracaso, de la ingratitud, del rechazo. La tempestad podrá tener esta o aquella forma: nuestra actividad apostólica, nuestro testimonio, nuestro trabajo, nuestro ser para Cristo tiene que enfrentar y enfrentará muchos impedimentos y dificultades. ¿No vemos también cómo el Salvador quiere documentarnos en la tempestad sobre el mar un símbolo de nuestras propias dificultades y persecuciones? ¿Cómo debemos comportarnos en todas esas dificultades? ¿Cómo hemos de darnos en nuestra actividad apostólica?

Si tenemos en plenitud el espíritu del cristianismo primitivo es preciso que tengamos presentes tres líneas: tenemos que fecundar nuestra acción a través del silencio, de la paciencia amorosa y de un profundo espíritu de oración.

 

 Acción a través del silencio

Cristo, cuyo modelo incide de forma transformadora en nuestra vida, guarda silencio. Una cierta serenidad interior reposa sobre él. […] En el cristianismo primitivo se afirma una y otra vez que se admiraban, que un santo estremecimiento atravesaba las masas cuando notaban que en el cristianismo primitivo actuaba una fuerza divina. Hay que sentirlo: Allí hay alguien que está sostenido por una fuerza divina. El silencio ayuda a conjurar la tempestad sobre el mar. […] Las personas que intervienen con liderazgo en la historia universal tendrán que educarse cada vez más a guardar un silencio grande y desinteresado.

Acción a través de la paciencia

Los que se encuentran en medio de la vida cotidiana pueden experimentar cada día más qué poca es la receptividad religiosa existente. Aunque aquí y allá algunas personas reciben más rápidamente las semillas ¡qué pronto se las ha llevado el viento! Tan grande nos parecerá entonces aquello en lo que creemos: que, a pesar de esta corriente enervante y centrífuga, tenemos la tarea de regalarle de nuevo al mundo el cristianismo. Para ello necesitamos una paciencia divina. Junto a la silenciosa soledad tienen que tener como equipamiento esencial para el pensar y actuar apostólicos esta incansable paciencia. Pero esa paciencia no podemos adquirirla si no nos sumergimos día tras día de nuevo en lo divino, si no nos incorporamos día tras día de nuevo a Cristo. ¡Qué paciencia tuvo que tener él con sus apóstoles! ¡Qué paciencia tiene que tener con nosotros! Esta paciencia divina tiene que ser el objeto esencial de nuestro equipamiento.

Acción a través de la oración

El espíritu de oración es unión a solas con Dios. Tenemos que sentirnos totalmente unidos con Dios. Sin este trato constante con Dios es impensable que podamos corresponder aunque solo sea en alguna medida a nuestra tarea en un tiempo tan difícil. Si Dios no lo hace todo a través de nosotros, si él no glorifica nuestra impotencia por su omnipotencia, si esa fuerza divina no es traída siempre de nuevo desde el cielo, entonces nuestra fe es imaginación. Nosotros no creemos ni confiamos en nuestras cualidades naturales: en ese caso, deberíamos rendir las armas. Si salimos al mundo con un audaz espíritu de fe a fin de realizar con profundidad nuestra tarea es porque creemos con sencillez que la omnipotencia de Dios es glorificada a través de nuestra impotencia. 

J. Kentenich, 1934, en

einst ein heiliges, gesegnetes Land – Friedrichroda 2, 32 ss.

  

viernes, 3 de mayo de 2024

DAR TESTIMONIO

Las familias de Milwaukee con las que el P. Kentenich se reunía regularmente los lunes por la tarde habían ofrecido una velada introductoria sobre la espiritualidad de Schoenstatt. El P. Kentenich habla al respecto al comienzo de su conferencia.

No sé si ya habrán reflexionado cómo fueron las cosas ayer por la tarde. ¿Están contentos consigo mismos? Verán, si se quiere formular un juicio sobre un acto de esa índole se pregunta, en primer lugar, a qué se aspiraba, qué se quería, cuál era el objetivo.

Aquello a lo que aspirábamos era un primer encuentro de los oyentes con Schoenstatt y, por eso, ustedes se habían predispuesto a dar simplemente un vistazo amplio y general sobre Schoenstatt, una panorámica. Está claro: tienen que presuponer que nadie lo ha comprendido por completo. Tampoco deberían esperar tal cosa. Todos y cada uno se llevaron consigo algo. (….)

O sea, el éxito para los oyentes estuvo bien. ¿En qué medida? Primero, recibieron un vistazo general. ¿Saben qué es aquello de lo que yo mismo más esperaba? De su valentía personal para profesar sus propias convicciones. Ustedes hicieron tal profesión. Antes les dije ya a menudo que el hombre actual reconoce una única Biblia: no la Biblia escrita, sino la Biblia vivida. Así fue también en su caso: ustedes profesaron vitalmente su convicción sobre Schoenstatt, y eso tiene hoy más efectos que sabe Dios qué discurso entusiasta.

           

Dejar abierto el «grifo del agua»

 

¿Y el éxito para ustedes? Primero, ustedes mismos aclararon sus pensamientos y su discurso; y, segundo, abrieron el “grifo del agua”. ¿Qué significa eso? Que, por iniciativa propia, superaron todas sus inhibiciones e intentaron expresar con palabras lo que interiormente consideran correcto.

Ahora solo tienen que procurar que el grifo no sea cerrado nuevamente. Esto fue (solamente) el comienzo. Fue solamente la “a” del abecedario. Y ahora tiene que seguir el resto de las letras, ¿no?

O sea, en resumen: pienso que estuvo bien así. Tienen que estar bien agradecidos, y eso especialmente en este tiempo, en que celebramos Pentecostés, o sea, en que el Espíritu Santo ha venido sobre nosotros. Ahora solo tienen que pensar cómo quieren continuar después.

 

Las decepciones forman parte del juego

 

Desde luego, han tenido decepciones: gente que habían invitado no acudió a la cita. ¡Yo invité a cinco matrimonios y no vino ninguno! Es así como debe ser. El pan de cada día tiene que ser la decepción. No tienen por qué tener sabe Dios cuánto éxito de inmediato. Es así: el hombre moderno, el hombre del trabajo, quiere ver siempre el éxito.

Pienso que con lo dicho, con ese éxito, deberíamos estar muy contentos. Quizá alguno tienen algo que preguntar. El Sr. Day dijo ya que no salió bien, que vio ojos apagados. Es que era un lenguaje extraño, ¿no? Si hubiesen hablado de política o de la creación de empleo, eso habría estado mejor.

Pienso que, por ese motivo, nosotros, por nuestra parte, deberíamos seguir trabajando de nuevo con valentía y empaparnos cada vez más profundamente de nuestro mundo.

 

J. Kentenich, 26 de mayo de 1958, en Am Montagabend, t. 9, 109 ss.

 

viernes, 26 de abril de 2024

TENEMOS UNA MISIÓN: Ideal de tarea

Hay que distinguir entre un ideal de personalidad y un ideal de tarea:

Ideal de personalidad

 A Dios le agradaría que mi corazón fuese más rico, que mi entendimiento fuese más claro. Allí está en primer plano mi personalidad. ¡Autosantificación!

Ideal de tarea

Allí está en primer plano mi tarea, la que Dios me ha dado. Dios me ha plasmado de este modo para una tarea que debo realizar y cumplir. Por IP (ideal personal) hemos de comprender ambas cosas. Esto es de gran importancia por la:

Interacción entre ambas

Reflexionen un poco sobre la interacción entre personalidad y tarea. Yo me educo para una tarea. Pero también soy educado a través de una tarea. En la mayoría de los casos, los adultos nos formamos más a través de tareas que de un trabajo directo sobre nuestra naturaleza. (…)

Por eso hemos de procurar tener grandes ideas, grandes tareas, grandes metas. Eso ayuda no solamente al ideal personal, sino que regula también de forma orgánica a la persona entera. Es un maestro en la educación aquel que sepa cuál de los dos ideales es el que hay que poner en primer plano. Unas veces hay que hacerlo con la tarea; después, nuevamente más con la personalidad del educando.

J. Kentenich, 1935-1936, en Der erlöste Mensch. Priesterexerzitien, 89


Ideal personal como ideal de tarea

¿Qué contenido tiene que tener mi ideal personal? (…)

Un cobijamiento personal

Tengo que estar cobijado personalmente en la persona de Dios. Fácilmente perdemos esto de vista. (…)


Cobijamiento en el plano de las ideas

De alguna manera, tiene que resonar un cobijamiento en el plano de las ideas. Tengo que estar cobijado en las cosas de Dios también en cuanto a los contenidos, sentirme en casa en el mundo vivo de las verdades y los valores de Dios.

Estando yo mismo en casa en el corazón de Dios puedo procurar que otras personas encuentren un hogar personal semejante. Estando yo mismo en casa en el mundo de los valores de Dios puedo procurar que otras personas tengan en el plano de las ideas un cobijamiento, un amor y un hogar semejantes. Allí mi ideal personal actúa e impulsa como tarea, ha pasado de ideal de personalidad a ideal de tarea. Así, mi ideal personal tiene que contener de alguna manera el amor a Dios, pero no es imprescindible que Dios esté en la formulación. Habido santos que tuvieron una vivencia tan profunda de las almas de l purgatorio o del ángel custodio que encontraron allí el trampolín para saltar hacia el mundo sobrenatural. En las palabras que ellos escogieron resonaba todo el mundo sobrenatural. Así, Dios no tiene por qué estar presente como expresión verbal en el ideal personal, pero sí resonar y escucharse vivencialmente.

J. Kentenich, 1936-1937, en

Der heroische Mensch. Priesterexerzitien, 53

 



viernes, 12 de abril de 2024

ESCUCHAR LA VOZ DE LA CONCIENCIA

Tengo que advertirles de que hoy en día muchísimas personas están psíquicamente y, por eso, también físicamente enfermas. ¿Saben por qué? Porque tienen muchas impresiones no digeridas y porque no pueden con su sentimiento de culpa. (…) Si de alguna manera no hemos seguido nuestra conciencia, entonces salta en nosotros una voz que nos reprocha, Es la voz de la conciencia. (….)

La mayoría de las personas reprimen esa voz. Y ¿cuál es la consecuencia? Si me permiten utilizar una imagen: es casi como si sobre el fondo de mi alma se depositara una capa peculiar. (….) Una capa aislante. Es algo que se pega a mi alma y que no puedo superar. Si no la arranco, Dios no puede llegar hasta mi alma. Y todo lo demás que hago durante el día se pega como capa aislante, pero no entra en el alma. Es decir: reprimo mi sentimiento de culpa y mi consciencia de culpa. Y la consecuencia es que Dios no llega hasta la sustancia de mi alma. (….)

 Comprenderán, pues, qué importante es el cultivo cuidadoso del sentimiento de culpa en nosotros. Hasta el fin de nuestra vida tenemos que luchar. No deben pensar que, estando en nuestro cuerpo mortal, podamos evitar toda falta y todo pecado: eso no es posible. Hasta el fin de la vida tenemos que luchar con la naturaleza. Y, mal que nos pese, hasta el fin de nuestra vida tenemos que contar con que, totalmente de improviso, nos vemos sorprendidos por algún ataque – sea desde fuera o desde dentro -, aun cuando nos hayamos hecho mayores y todas las pasiones comiencen ya a callar un poco.

¿Qué ha dicho el apóstol Pablo? “A los que aman a Dios todo les sirve para el bien” (Rom 8,28), incluso ese pecado. ¿Qué tengo que hacer, pues, para que me sirva para el bien?

 

No extrañarme

De todas las tentaciones y dificultades. […] Si me extraño, ¿qué significa? Eso demuestra que no conozco mi naturaleza. A lo sumo me extraño de que eso no sea aún peor. […]

No desconcertarme

[sino considerar evidente que los seres humanos somos capaces de todo.]

No desanimarme

[eso obstaculiza un nuevo comienzo].

No rendirme

[no afincarme en las debilidades].


A los que aman a Dios todo les sirve para el bien: también las pasiones excitadas. ¿Dónde reside aquí el bien? En estar desprendido de mí mismo y totalmente entregado a Dios. Entonces estaré por encima de todas las copas de los árboles. (….) Entonces seguiré siendo interiormente un hombre libre. Se me podrá arrebatar el honor, se me podrá privar de mi patrimonio – (que mi verdadero patrimonio es) ¡mi Dios y mi todo! – Entonces tendré una posición firme.

Ese es el mejor de los medios para preservarse de trastornos nerviosos y, cuando ya hay trastornos nerviosos, para superarlos con el tiempo.

 

J. Kentenich, 4 de junio de 1956, en Am Montagabend, t. 2, 276 ss.

  

viernes, 5 de abril de 2024

RENOVARSE PERIÓDICAMENTE

RENOVACIÓN ESPIRITUAL Y CONFESIÓN

Una «renovación espiritual» sirve para arrojar una mirada retrospectiva al mes pasado y hacer una prospectiva del mes siguiente, y constituye una reorientación de la vida y aspiraciones personales.

¿Cómo podemos procurar, como  schoenstattianos, que nuestra familia se convierta realmente en la fuente de la educación para nosotros y para nuestros hijos?

Desde luego, ahora tendrán que decir de nuevo: también necesitamos nosotros renovarnos. En otras agrupaciones de la Familia (de Schoenstatt) – en la que hay una aspiración especial – tenemos la costumbre de realizar mensualmente una suerte de renovación espiritual. ¿Qué significa eso? Que, por lo menos, una vez al mes nos reunimos en la familia y hacemos un examen de conciencia: ¿seguimos manteniendo todavía (….) lo que ahora hemos aprendido?

 

J. Kentenich, 4 de mayo de 1964, en

Am Montagabend, t. 30, 79

Repostaje mensual: la renovación espiritual

 

En la Familia de Schoenstatt existe muchas veces la costumbre de realizar cada mes una suerte de renovación espiritual, que hacemos solos: ustedes no necesitan contar con extensas pláticas. Es un día en el que se hace una retrospectiva: ¿qué he alcanzado, qué ha logrado la educación y qué tenemos que hacer en el próximo mes?

Si ustedes toman ahora en serio el living shrine (santuario vivo), yo podría imaginarme que se sentirán realmente impulsado a averiguar juntos, cada mes: ¿cómo están las cosas con esos objetivos de la educación? Es evidente que, entonces, notaremos pronto: yo no puedo educar a mis hijos a esos ideales si no aspiro yo mismo a ellos. (….) Ahora, si el papá y la mamá quieren hacer juntos una suerte de renovación espiritual, dependerá de que se digan, una y otra vez: ¿nos hemos convertido más y más, por ejemplo, en un reino de amor? Es decir, ¿es el amor el lazo que nos une a todos – el esposo y la esposa, los padres y los hijos -?

En segundo lugar, según sea: si podemos decir que hemos crecido, entonces tenemos que estar agradecidos; si tenemos que decir que todavía falta, entonces cabe preguntarse: ¿qué tenemos que hacer? La respuesta es: renovar la alianza de amor.

J. Kentenich, 13 de enero de 1964, en

Am Montagabend, t. 29, 209. 215

Si han reflexionado sobre todos […] los pensamientos, encontrarán que, en lo esencial, son tres los sentimientos que quieren mover y tocar el alma.

1.  En primer lugar, será probablemente el sentimiento de gratitud.

2.  En segundo lugar, puede ser el sentimiento de arrepentimiento. ¿Comprenden por qué arrepentimiento? Si reconocemos que habríamos podido hacer más, crecer más, crecer más profundamente.

3.  Y después, en tercer lugar, el propósito: el año [mes] próximo queremos esforzarnos aún más por realizar el plan de la Providencia divina en todas direcciones.

 

J. Kentenich, 30 de diciembre de 1963, en Am Montagabend, t. 29, 200

 

viernes, 29 de marzo de 2024

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Te adoramos, Señor Jesús, … que has muerto por nosotros en la cruz.


Ahora estás suspendido
entre cielo y tierra
para que surja una nueva creación de amor.
Tú, el Dios Omnipotente,
estás allí tan inefablemente pobre,
porque tu amor es tan hondo y es tan cálido.

Para conducirnos rápido y seguros hacia ti,
moribundo nos quieres regalar tu Madre:
"¡Ahí tienes a tu Madre!"
"¡Ahí tienes a tu hijo!"
Así resuenan tus palabras desde la cruz,
tu trono de Rey.

Los hombres que se aferran a sus bienes,
a sus posiciones que fácilmente desplazan
la verdadera imagen de Dios,
ellos te clavan
al madero del desamparo y la ignominia,
el que con fuerza sacude y despierta las conciencias.

Aquellos que prescinden de María,
Quien, según el plan del Padre,
siempre debe estar junto a ti,
no comprenden
la plenitud de tu Obra,
no captan la totalidad de su fuerza y de su luz.

Mirar con amor tu cruz me sirva cada vez
para no confiar más
en el dinero y en los bienes materiales,
y poder así con facilidad, entregarme totalmente
a ti y a María Madre,
con el corazón y el, pensamiento.

Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa,
la que vence la Serpiente pisando su cabeza,
concédenos ser, en el Espíritu Santo,
instrumentos del Padre,
para construir aquí en la tierra
su Reino de Amor. Amén.

Del Via Crucis del ‘Hacia el Padre’, pág. 102/103 

viernes, 22 de marzo de 2024

RENOVARSE PERIÓDICAMENTE

RENOVACIÓN ESPIRITUAL Y CONFESIÓN

Una «renovación espiritual» sirve para arrojar una mirada retrospectiva al mes pasado y hacer una prospectiva del mes siguiente, y constituye una reorientación de la vida y aspiraciones personales.

¿Cómo podemos procurar, como  schoenstattianos, que nuestra familia se convierta realmente en la fuente de la educación para nosotros y para nuestros hijos?

Desde luego, ahora tendrán que decir de nuevo: también necesitamos renovarnos. En otras agrupaciones de la Familia (de Schoenstatt)  - en las que hay una aspiración especial – tenemos la costumbre de realizar mensualmente una suerte de renovación espiritual. ¿Qué significa eso? Que, por lo menos, una vez al mes nos reunimos en la familia y hacemos un examen de conciencia: ¿seguimos manteniendo todavía (….) lo que ahora hemos aprendido?

J. Kentenich, 4 de mayo de 1964, en

Am Montagabend, t. 30, 79

Repostaje mensual: la renovación espiritual

En la Familia [de Schoenstatt] existe muchas veces la costumbre de realizar cada mes una suerte de renovación espiritual, que hacemos solos: ustedes no necesitan contar con extensas pláticas. Es un día en el que se hace una retrospectiva: ¿qué ha alcanzado, qué ha logrado la educación y qué tenemos que hacer en el próximo mes?

Si ustedes toman ahora en serio el living shrine (santuario vivo), yo podría imaginarme que se sentirán realmente impulsados a averiguar juntos, cada mes: ¿cómo están las cosas con esos objetivos de la educación? Es evidente que, entonces, notaremos pronto: yo no puedo educar a mis hijos a esos ideales si no aspiro yo mismo a ellos. (….) Ahora, si el papá y la mamá quieren hacer juntos una suerte de renovación espiritual, dependerá de que se digan, una y otra vez: ¿nos hemos convertido más y más, por ejemplo, en un reino de amor? Es decir, ¿es el amor el lazo que nos une a todos – el esposo y la esposa, los padres y los hijos - ?

En segundo lugar, según sea: si podemos decir que hemos crecido, entonces tenemos que estar agradecidos; si tenemos que decir que todavía falta, entonces cabe preguntarse: ¿qué tenemos que hacer? La respuesta es: renovar la alianza de amor.

J. Kentenich, 13 de enero de 1964, en

Am Montagabend, t. 29, 209. 215

Si han reflexionado sobre todos […] los pensamientos, encontrarán que, en lo esencial, son tres los sentimientos que quieren mover y tocar el alma.

1.  En primer lugar, será probablemente el sentimiento de gratitud.

2.  En segundo lugar, puede ser el sentimiento de arrepentimiento. ¿Comprenden por qué arrepentimiento? Si reconocemos que habríamos podido hacer más, crecer más, crecer más profundamente.

3.  Y después, en tercer lugar, el propósito: el año [mes] próximo queremos esforzarnos aún más por realizar el plan de la Providencia divina en todas direcciones.

 

J. Kentenich, 30 de diciembre de 1963,

 en Am Montagabend, t. 29, 200

  

viernes, 15 de marzo de 2024

PASO A PASO: EL PROPÓSITO PARTICULAR O EXAMEN PARTICULAR

«E.P.»: examen particular o propósito particular (= meta parcial).

Entre las prácticas del horario espiritual destaca el propósito particular, «my daily challenge», mi reto cotidiano. El propósito particular es el núcleo del horario espiritual. Contribuye al «ennoblecimiento» de mi carácter, fortalece mis lados fuertes y regula mis debilidades. Así pues, se trata de encontrar un propósito

  que se ajuste a mi situación de vida;

  que me haga avanzar;

  que sea gestionable y realizable;

  que esté formulado de forma positiva;

  que esté asociado a una motivación y me dé alegría (= un paso concreto hacia mi ideal personal).

¿Qué resonancia se produce en mi interior? Hay una práctica sencilla que se ha demostrado válida para activar mi propia motivación: buscar mi canto preferido y mi verso preferido de la letra. Busco lo que me toca y me hace vibrar interiormente, lo que me da alegría. Con ello habré apelado consciente o inconscientemente a mi ideal personal, a mi motivación fundamental, a mi meta fundamental. Asocio mi propósito particular con esa formulación motivadora. De esa manera, mi reto cotidiano se asocia con aquello que más profundamente me motiva y, en el caso ideal, experimento así un fortalecimiento para superar el reto.

 

¿De dónde provienen las   numerosas decepciones que me provoco a mí mismo y que provoco a los demás?       […] Eso proviene de que hemos visto demasiado poco el núcleo en nuestra lucha moral. Si bien tenemos muchos puntos (que hacemos objeto de nuestros propósitos), estos no estaban orientados, ordenados y ajustados hacia el punto central de nuestra personalidad, hacia el ideal personal.

J. Kentenich, 1936, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 92

Muy fácilmente puede ser que el objeto de mi examen o propósito particular sea mi propio ideal personal. En  efecto, el ideal personal es la actitud fundamental de mi ser, determinada para mí por Dios. Yo puedo profundizar constantemente esa actitud. Pero por eso también tenemos que flexibilizar un poco los conceptos de las distintas cosas, no debemos concebir el examen particular de forma tan unilateral.

El propósito particular a lo largo del día

Por la mañana

Lo que hacemos bien temprano en la mañana repercute fuertemente en toda nuestra jornada. Por eso – ya lo hemos oído -, por la mañana, junto con el IP hay que renovar también el EP. ¿Cómo tiene que ser mi EP?  Tiene que ser un propósito claro y determinado. ¿Cómo reza mi EP? So durante el día me lo preguntaran, de pronto, ¿podría dar una respuesta precisa?

 

J. Kentenich, 1936, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 93 s.

Tiene que tener la fuerza de una decisión: tiene que estar respaldado por una voluntad decidida. Mi EP tiene que realizarse, a toda costa.

J. Kentenich, 1936, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 94

Al mediodía
En formulación positiva

En el caso de un objeto positivo: hay objetos del EP que – como ya hemos experimentado todos – resultan extremadamente difíciles de controlar numéricamente. Son los objetivos positivos. Para un alma que haya crecido sanamente es casi imposible – justamente porque es sana y una vida sana realiza los actos sin más – retener reflexivamente los actos puntuales a lo largo del día. Por eso, un EP positivo no es tan fácil de controlar mediante un propósito y de forma numérica. Estará asegurado al máximo si al mediodía revivo en mi el mundo (de valores) correspondiente. Esto podrá ejercer una influencia, irradiar hasta la noche. De una forma más exacta no se lo puede controlar.

J. Kentenich, 1936, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 95

En formulación negativa

En este caso busco combatir determinadas faltas contra determinadas virtudes. Un alma que ha crecido sana reacciona fácilmente a este tipo de faltas, por lo cual se las puede retener y controlar fácilmente.

J. Kentenich, 1936, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 95

A este respecto piensa Ignacio que, a la larga, tales faltas contra determinadas virtudes no pueden superarse sin un control escrito. Es sabiduría ignaciana. Por eso, si busco razones que expliquen por qué avanzo tan poco tendría que examinar esta afirmación de Ignacio.

Sin embargo, ustedes me explicarán: ¿para qué sirve todo el control escrito? Tienen razón. No sirve para nada si no brota del amor. El EP tiene que ser expresión del amor. Y si este es el caso, tal vez me sienta impulsado también a ofrecer, por amor, el pequeño sacrificio del control escrito.

Se trata siempre de nuevo de una apelación a la magnanimidad. No debo decir “tengo que hacerlo”; solo debo decir “me está permitido hacerlo”. O bien: “tengo que hacerlo”, pero entonces se trata más de un deber de honor, de una obligación dictada por el ideal, una obligación para alcanzar el ideal, no para cumplir un deber.

Por lo menos hemos de ser honestos: hay muchas cosas en nuestra alma que no están ordenadas o que no lo están tanto. ¿A qué se deberá? A todo esto, no debo olvidar la petición, la acción de gracias, el amor. También deberíamos concebir estas pequeñas cosas – como el control escrito – como una pequeña escuela del amor. Entonces tendremos trazada una línea unitaria.

 

J. Kentenich, 1936, en Die religiösen Übungen, t. 1, 95 s.

A la noche

No estará de más que nos impongamos también alguna penitencia por las faltas. Podrá consistir en hacer lo contrario de lo que hemos hecho en nuestra desidia. En cualquier caso, con esto no se juega: se utilizan todos los recursos a fin de sacar a la naturaleza de su inercia.

J. Kentenich, 1936, en Die religiösen Übungen, t. 1, 96

  

viernes, 8 de marzo de 2024

VIVIR A PARTIR DE MI PROPIO CENTRO: CAMINOS HACIA EL IDEAL PERSONAL

El camino racional hacia sí mismo

Este camino es el estudio de mi disposición, el estudio reflexivo del temperamento, el estudio del carácter, el estudio de la tipología, a fin de reconocer, a partir de allí, en qué dirección se ve llevada e impulsada mi naturaleza. Desde luego, después escucho también lo que Dios ha depositado en mi naturaleza como impulso de índole sobrenatural.       […]

El camino irracional hacia sí mismo

Presuponemos lo que Dios quiere de mí, cómo me ha pensado en mi persona y en mi tarea. En su núcleo, en su germen, él ha depositado eso en mi naturaleza, en mi disposición. De ahí la pregunta: ¿dónde puedo averiguar de forma totalmente primaria, sin mucha reflexión, lo que ha sido depositado en mí? (….) Puedo averiguarlo estudiando lo que de manera irreflexiva está despierto y vivo en mí.

Mi jaculatoria predilecta

Pregúntense por su jaculatoria preferida. Tiene que ser una jaculatoria predilecta. Si brota desde el interior, entonces va acompañada de la propia personalidad. Pregunta: ¿Tengo yo pequeñas oraciones predilectas? No tienen por qué ser rezadas de forma vocal.

 

Mi ocupación predilecta

Pregúntense por su ocupación predilecta. ¿Por qué? En ello se expresa también algo irracional de la personalidad.

Mi frase predilecta

Pregúntense por su lema predilecto. ¿Hay algún lema (frase de la Escritura, verso de un canto, adagio) que se les ocurra de pronto? ¿Hay una frase que prenda fuego en ustedes? Podrán oírla miles de personas sin que les produzca impresión alguna. Solamente prende fuego en aquel cuya actitud fundamental reproduce.

J. Kentenich, 1950, en Grundriss einer neuzeitlichen Pädagogik, 168 s.

Aquí se trata de aquello que ha crecido en mí por sí solo de forma totalmente irracional. ¿Comprenden por qué lo digo? Porque es un elemento de nuestra naturaleza primitiva, también sostenida por la gracia, un elemento de mí mismo.

Algo me electriza. (….) Pregúntense una vez más: ¿en qué medida resuena aquí de forma irracional, o sea, sin que yo lo sepa de forma reflexiva, el núcleo de mi personalidad? Evidentemente, resuena porque mi naturaleza reacciona con total espontaneidad a ello; de alguna manera tiene que haber tocado un nervio. (….)

Notará ustedes que en todas partes aparece la palabra “predilecta”. No se trata, pues de algo conseguido con dolor y esfuerzo, sino de algo que ha crecido, que se ha suscitado. (…)

Solo tienen que desactivar la reflexión. Allí tienen, en realidad, aspectos con lo que pueden llegar rápidamente a comprobar o también a redescubrir lo más originariamente personal de ustedes mismos.

 

J. Kentenich, 18 de octubre de 1951, en Oktoberwoche 1951, 255 ss.


Estos son algunos pensamientos provenientes del «taller pedagógico» sobre pedagogía de ideales como pedagogía de convicciones y de mentalidad.

 

        J. Kentenich, 1950, en Grundriss einer neuzeitlichen Pädagogik, 169 ss

viernes, 1 de marzo de 2024

¿PARA QUÉ EXISTO, PARA QUÉ EXISTIMOS? - El ideal personal y el ideal matrimonial


El ideal personal

El ideal personal es una verdad (….) cuya vivencia se tiene de forma personal y experiencial (…) Es una expresión de mi vivencia valórica personal, de mi vivencia central, un brote que ha germinado y que ha comenzado lentamente a crecer y a madurar de dentro hacia fuera. (….) El ideal personal suscita con enorme facilidad personalidades marcadas.

J. Kentenich, 1936, manuscrito

Llegar a los sentimientos y al corazón

Esto es lo más importante: que no se capte no solamente en el plano del conocimiento […] Por eso no hemos denominado ideal personal como una idea fundamental, sino como una vivencia fundamental. […] Se puede aprender a construir todo el edificio sobre los afectos, sobre los deseos o sobre todos los impulsos que están ahora despiertos en el alma (….) En el fondo, aquí se trata siempre de lo irracional, de lo afectivo, ámbito que, naturalmente no raras veces también está impulsado por una gran ideología.

Por tanto, aquí se trata más bien de aflojar realmente un poquito de vida irracional del alma, a fin de actualizar realmente aquello que ha salido o está saliendo a la luz. (…) Es decir: hay muchas cosas adheridas solo exteriormente. ¿Y eso tiene vida? No, eso no tiene vida, está adherido, se lo mantiene en movimiento desde fuera. Por supuesto, lo expreso de forma exagerada, pero hay mucha verdad en ello. Por eso yo personalmente procuro siempre apartar lo adherido para captar primeramente los impulsos primordiales de la naturaleza humana. Si no los captamos, nos cansamos de hablar en ideologías sobrenaturales; pero yo no entro para nada en ello. (….)

J. Kentenich, 18 de julio de 1966, en

Ein Durchblick in Texten, t. 5, 464

Mi pequeña verdad

 ¿Qué entendemos por la «pequeña verdad»? Solemos denominarlo «ideal personal»; también se habla de «el pequeño secreto», «la pequeña verdad». Es una vivencia personal, interior.        

Vivencia clave y oraciones predilectas

 ¿Qué es lo que constituye el núcleo de nuestra personalidad? Todo aquello que absorbemos tiene que enlazarse a una vivencia central. Dejemos ahora de lado toda erudición y preguntémonos qué indica la expresión: mi vivencia central personal. Pregúntense si tienen determinadas jaculatorias predilectas. Con ello llegará de la forma más rápida al objetivo. Son pequeñas oraciones que brotan de nosotros por sí solas. A veces casi se estaría inclinado a preguntar: ¿es que acaso tenemos jaculatorias personales? ¿Podemos acaso orar de manera personal? ¿O nuestra oración es un repetir cosas que otros han dicho? Desde luego, en tal caso no tenemos un núcleo de la personalidad.

Cuando me conmueve una gran alegría o un gran dolor, ¿hay algo que brote de mi corazón? Ahora tienen que preguntarse ustedes mismas si tienen este tipo de jaculatorias predilectas. Pueden comprenderlas como una vivencia central personal. Esta es la pequeña verdad, una verdad que, muchas veces, está asociada a mucho amor (…) La mayoría de nosotras encontrará que la vivencia central está relacionada de alguna manera con la fe en la Providencia, con la confianza en que Dios ha tomado en sus manos las riendas de nuestra vida.

Ahora bien, ¿cómo se llega a esa pequeña vivencia central, a la pequeña verdad? Puedo preguntarme también por mis devociones predilectas. Como notarán, lo importante es siempre la palabra “predilecta”. Aquello que hago con gusto fluye a partir del patrimonio de un alma. De aquello que ocurre por propósito no se pueden sacar conclusiones del núcleo de la propia alma.

Relación entre ideal personal e ideal de familia

Tienen que ser conscientes del modo en que ese imperativo tiene que ver interiormente con el ideal de la familia. Una familia auténtica, como se debe, solo surge si está formada por verdaderas personalidades o si, por lo menos, todos los miembros de la familia luchan por un núcleo de su personalidad. Donde todo está masificado, o sea, donde el individuo está despersonalizado, tenemos un colectivo, pero no una familia. No es ni siquiera una sociedad, y mucho menos una comunidad. En el colectivo tenemos la masa, pero la masa es incompatible con el carácter de familia. Por eso, mucho depende de que nosotras mismas seamos personalidades con el carácter de familia. Por eso, mucho depende que nosotras mismas seamos personalidades y si educamos a nuestro esposo y a nuestros hijos para que sean personalidades. Sentimos en general cuán importante es hoy en día que hagamos interiormente resistentes a a aquellos que nos han sido confiados. Desde todas partes se busca arrebatarnos el núcleo de la personalidad. Cuando las corrientes modernas nos inunden se hará todo lo posible por desmoralizarnos y rendirnos. (….)

J. Kentenich, 4 al 8 de septiembre de 1950, en

Uns gesagt. T. 3, 64 ss

 

 

viernes, 23 de febrero de 2024

TE BUSCARÉ DÍA A DÍA (2)

Son pequeñas cosas las que forman el alma

Supongamos que es de mañana y, por lo tanto, suena la campanilla. En realidad, la mañana debería comenzar con la noche. Destaco ahora un par de puntos que son importantes también para nosotros como varones. Por ejemplo, levantarse según el horario. Si consideran detenidamente la oración de la noche de ‘Hacia el Padre’, verán que ahí dice “a la hora señalada”. Detrás de ello se esconde una psicología y pedagogía muy profunda. (….) ¿Por qué razón? Antes solía decir en tono jocoso: de otro modo, tenemos ya la primera manzana podrida, la primera pera podrida que le arrojamos a la cara a Dios nuestro Señor. (El P. Kentenich recurre aquí a un juego de palabras evocador: faul en alemán, significa “perezoso” y, también “podrido”, “en mal estado”. El acto de pereza matinal significa arrojarle a Dios un primer “fruto perezoso” o una primera “fruta podrida”).

En efecto, es muchísimo lo que depende de cómo es el primer acto de nuestra jornada: pero es también muchísimo lo que depende de cuál es el primer movimiento de los sentimientos a primera hora de la mañana. Desde luego, estas cosas que estoy diciendo son puramente psicológicas. Por eso, no es algo obligatorio. Son todas indicaciones de lo que, por ejemplo, podría hacerse.

Y como es normal que, a la mañana, el primer sentimiento o, si ustedes quieren, el primer pensamiento que surge esté determinado por aquello que haya hecho antes de quedarme dormido, de dormirme, mucho depende de que la noche, es decir, los últimos actos de mi jornada sean tales que durante el sueño el subconsciente pueda seguir tejiéndolos y, luego a la mañana bien temprano, afloren nuevamente.

En la santa misa - esté relacionado con el ofertorio, con la consagración o con la comunión - se plantea una y otra vez la pregunta: ¿qué le ofrezco al Salvador? Quiero llegar a ser semejante a él.

Él es ofrecido en sacrificio. ¿En qué sentido, de qué manera quiero ser semejante a él como aquel que es ofrecido en sacrificio? O bien, cuando se trata de la lectura espiritual.

Sobre estas cosas tenemos que decir de nuevo algunas palabras porque en general, como hombres modernos tendemos muy fácilmente a tomarlas a la ligera.

 

J. Kentenich, 1963, en Ein Durchblick in Texten, t. 5, 602 ss.

 
Prestar atención a la salud

Tenemos que establecer nuestro horario espiritual de forma lúcida. […] No tienen que ser solamente prácticas religiosas. Un ejemplo: trabajo día y noche, pero ¡la salud….! Entonces, el cuidado de la salud tiene que formar parte de mi horario espiritual. Hay que asegurar aquello que exige de mí todavía un ‘agere a proposito’     [actuar en virtud de un propósito].

 

J. Kentenich, 1935, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 56

Dormir lo suficiente

Desde una perspectiva psicológica, todos ustedes saben, probablemente por experiencia, que, por lo común, hay en nuestra vida puntos acerca de los cuales, en virtud de una larga experiencia, hay que decir: si este punto está asegurado, está asegurado todo mi horario espiritual. (….) ¿Qué puntos pueden ser aquellos de los cuales yo me diga que, si estos están asegurados, normalmente mi horario espiritual estará asegurado en líneas generales? ¿Qué puntos podrían ser? ¡Oh, pueden ser muy distintos puntos! Incluso algunos, que inicialmente parecerán erróneos. Yo podría decirme: mi horario espiritual estará asegurado si he dormido lo suficiente.

Ustedes podrán decir: “sí, sí, ya quisiera yo, pero no puedo”. Yo solo quiero mostrar la teoría. Si he dormido lo suficiente, entonces estoy seguro de que mi vida religiosa permanecerá en orden. ¿Qué indica esto? Esto presupone que en mi interior vive una corriente religiosa que solo se ve interrumpida, reprimida, si la naturaleza está demasiado sobrecargada.

¿Qué tendría que hacer yo entonces? Presuponiendo esa situación, tendría que procurar dormir más. Incorporar ese punto en mi horario espiritual me ayudará después más - hablo una vez más en hipérboles - que si me flagelara veinte veces al día. ¿Comprenden lo que quiero decir? Tenemos que ser sabios en la regulación de nuestra vida religiosa.

Otra pregunta para permanecer en esta línea - son cosas que, en apariencia, no tienen absolutamente nada que ver con la vida religiosa -. Yo podría decirme, en virtud de la experiencia, que si, en la medida en que no me apremien absolutamente las obligaciones, me tomo realmente cada semana un día o medio día para descansar, para hacer alguna vez lo que me gustaría, de modo de aflojar, alejar de mi vida lo mecánico, la presión, el apremio, es muy posible que me diga: sí, este es el mejor medio para mí.

Así pues, en una situación semejante no me propondré, no juraré - en la mayoría de estos casos se trata de perjurio – que, a partir de ahora, pase lo que pase, mantendré estas prácticas de mi horario espiritual. Sí, sí …. pero no funcionará. Tenemos que tomar la vida tal como es para nosotros.   […]

Si pueden y quieren seguir desarrollando la idea, de lo que aquí se trata es de tomar en consideración el cuerpo, también la salud. Por supuesto, estas cosas solo funcionarán si, de todos modos, es fuerte en mí la corriente religiosa.

J. Kentenich, 1963, en Ein Durchblick in Texten, t. 5, 598 ss.